El turismo rural nació en Os Ancares

Norman Pérez

LUGO

25 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

De igual forma que el turismo termal en su sentido moderno nació en Galicia de la mano de Mondariz en 1873, o el turismo elitista de playa nació en Sanxenxo allá por los años 50, el turismo de interior, verdadero antecesor del turismo rural de hoy en día, tuvo su cuna en los sesenta en Ancares. Los primeros turistas fueron montañeros admirados por sus atractivos paisajísticos, deportivos y etnográficos. Eran tiempos memorables y difíciles a la vez, de gran aislamiento geográfico, en los que el autobús desde Lugo tardaba 9 horas, no había quitanieves, apenas existía el asfalto y además, por aquel entonces, nevaba de verdad. Desde hace más de 50 años, iniciativas como el Club Ancares de Lugo, Montañeros Celtas de Vigo, y otras ejecutadas con esfuerzo por amantes de la zona, fomentaron el desarrollo turístico de la comarca. Este modelo, basado en el montañismo como actividad, y orientado normalmente a un público mayoritariamente joven y de escaso poder adquisitivo, fue el germen del turismo rural gallego de calidad, que se expandió por toda la Galicia interior en los años 90. Pero Ancares llevaba más de 30 años de iniciativas turísticas cuando el turismo rural echó a andar en Galicia.

Pero aún siendo históricamente pionera en turismo, con el paso de los años la comarca ha quedado atrás en comparación con el resto de la oferta turística de Galicia. En los 90, y pese a la incesante lluvia de miles de millones de pesetas de fondos europeos, Ancares vio como el resto de Galicia le adelantaba en calidad de la oferta de servicios y productos turísticos. Resulta penoso recordarlo, pero el gran problema fueron las autoridades locales: salvo excepciones muy honrosas, han sido responsables del incorrecto manejo de una enorme marea de fondos europeos, gestionada con criterios, cuando menos, de ineficiencia; no dudando además en oponerse a cualquier iniciativa de desarrollo que pudiese alterar el dominio caciquil que ejercían sobre sus vecinos, incluido el asociacionismo en materia turística. Así de claro. Con ello, pese al carácter emprendedor del ancarés, la comarca perdió la oportunidad de situarse en la vanguardia turística de Galicia.

Parque Natural

Se unió a esto la oposición en la comarca a su declaración como Parque Natural, que durante décadas le ha ido restando opciones de futuro. Como el tema daría para un artículo en sí mismo, baste mencionar dos factores: la existencia de una minoría, muy convulsa, que se opone por miedo y desconocimiento; y la actitud de la Xunta de Galicia que, veinte años más tarde, no ha comprendido que para declarar un espacio natural sobre fincas privadas, primeramente debe efectuar una asignación de recursos económicos que levante el ánimo a unos vecinos que se sienten secularmente olvidados.

Frente a esto, municipios como Balboa, en Ancares de León, han sido capaces en los últimos años de forjar un modelo de desarrollo turístico ejemplar basado en sus recursos naturales y etnográficos, recreando humilde pero tenazmente una bellísima historia que, por su autenticidad, ha calado fuertemente en los visitantes. Hoy en Balboa miles de viajeros se dan cita en torno a sus pallozas reconvertidas en cantinas, restaurantes, artesanía, salas de conciertos? favoreciéndose tanto el turismo de fin de semana como un turismo sin pernoctación, al amparo de la nueva autovía. No veo esto en la zona lucense.

Pero como agua pasada no mueve molino, centrémonos en el futuro y la esperanza. Si analizamos las iniciativas turístico-privadas emprendidas en la zona en los últimos años, la mayoría lo han sido por emprendedores foráneos, atraídos por su magia y su belleza; o por emigrantes retornados, que han vuelto a su lugar de nacimiento con nuevos ojos, formación y visión de futuro. No es fácil rentabilizar una empresa aislada en medio de las montañas, lejos de los mercados emisores. Pero a la par, cualquier negocio turístico hoy en día puede funcionar si se tiene un profundo conocimiento de Internet, en su sentido más amplio y técnico, y de las redes sociales. Mejoradas las comunicaciones de forma radical, con la A-6 y las nuevas vías interiores, el aislamiento está parcialmente vencido. Mi ilusión sería que la gente joven de la zona -la poca que queda-, al socaire de la profunda revolución de las tecnologías de la información que estamos viviendo, fuesen capaces de dejar atrás viejas ataduras e ilusionarse con la ejecución de nuevos proyectos emprendedores en la comarca. Pese a la crisis.