Una jabalina vive con cinco crías en pleno casco urbano de Monforte

Francisco Albo
fRANCISCO ALBO MONFORTE / LA VOZ

MONFORTE DE LEMOS

La zona marcada en rojo en una captura de Google Maps indica la situación de la finca donde se refugian a diario los animales
La zona marcada en rojo en una captura de Google Maps indica la situación de la finca donde se refugian a diario los animales

Los animales visitan a diario un solar situado junto a varias casas habitadas

23 mar 2016 . Actualizado a las 16:37 h.

Los vecinos de la calle Condesa Pardo Bazán, en el barrio monfortino de la Estación, tienen una compañía muy poco común desde hace varios días. Un jabalí hembra con cinco jabatos pasa una buena parte del día descansando en un solar situado detrás de una hilera de viviendas. El refugio elegido por estos animales resulta insólito por su ubicación, ya que no se encuentra en las afueras, sino en pleno casco urbano y en medio de una zona densamente poblada. Pero para la jabalina debe de ser un lugar apacible. Ayer por la tarde amamantaba tranquilamente a sus crías bajo un matorral situado solo a unos cinco metros de las vallas que cierran los jardines traseros de dos viviendas habitadas.

Una de estas casas pertenece al propietario de la finca, Arturo Roca, que descubrió la presencia de los animales el pasado domingo. Él y su mujer notaron que su perra Gala husmeaba insistemente junto a la valla que separa el jardín del solar contiguo. Al mismo tiempo oyeron unos gruñidos y notaron un intenso olor porcino. Asomándose con la ayuda de una escalera de mano por encima de la valla comprobaron con gran sorpresa que lo que había en el solar no era precisamente un cerdo doméstico extraviado.

Arturo Roca cree que la jabalina y sus crías debían de llevar ya varios días visitando el lugar. A su parecer, se adentran en el área urbana avanzando por las orillas del arroyo de Rioseco, cuyo cauce pasa a medio centenar de metros en línea recta. «Hace cosa de un año ya vimos junto al regato otra hembra con crías», explica. Para llegar desde el arroyo hasta el solar -añade-, probablemente se mueven a lo largo de la calle Frei Martín Sarmiento, un callejón sin asfaltar pero con casas habitadas que llega hasta la orilla del cauce. Después cruzan la calle Poeta Noriega Varela -una de las principales vías de esta parte del barrio- para entrar en la zona donde se encuentra el solar, que al igual que otras fincas vecinas está sin uso desde hace tiempo. El dueño del terreno apunta por otro lado que los animales posiblemente se refugian para dormir en una casa abandonada y ruinosa que se halla en las cercanías.

Los propietarios de la finca no sienten mucha preocupación por la presencia de estos huéspedes y no tienen ninguna intención de expulsarlos del lugar. No han sufrido ningún destrozo en la propiedad y no creen que su presencia suponga un peligro. «Si la jabalina se siente tranquila y nadie los molesta, no tiene por qué pasar nada», dice Arturo Roca. «Lo más seguro es que cuando las crías estén un poco más crecidas se vayan de aquí y vuelvan al monte», añade. Mientras eso no sucede, los dueños del solar y los vecinos de la vivienda contigua tienen la oportunidad de contemplar desde las vallas de sus respectivos jardines un espectáculo natural que no es nada fácil ver ni siquiera en medio del monte. Como un documental sobre la vida salvaje, pero en carne y hueso y solo a unos metros de sus propias casas.

Incursiones que cada vez son más frecuentes y han causado múltiples destrozos

La incursiones de jabalíes en la zona norte del casco urbano de Monforte no son un hecho raro en los últimos tiempos. Desde hace más de un lustro su presencia se ha ido haciendo cada vez más común y el año pasado dio pie a que varios vecinos del barrio de O Morín-en zonas muy próximas a calle Condesa Pardo Bazán- denunciasen al Ayuntamiento y a la Consellería de Medio la proliferación de estos animales, que han causado diversos destrozos en las huertas domésticas y en el campo de golf de Ribas Altas. En septiembre del 2015 también se registraron daños en un parque de la zona y en los terrenos que rodean las piscinas del Club Fluvial.

Según todos los indicios, los jabalíes utilizan la zona de servidumbre de las márgenes del Cabe para entrar en el área urbana, donde pueden encontrar refugio en los terrenos cubiertos de maleza y alimentos en las huertas. En ciertos lugares de la zona de O Morín que fueron afectados por estos problemas, los ataques cesaron después de que los propietarios desbrozasen las fincas invadidas por la maleza, siguiendo las indicaciones de Medio Ambiente. Algunos también protegieron las fincas con pastores eléctricos. No hay muchos más remedios disponibles, porque en una zona como esta no se pueden hacer batidas ni instalar detonadores de propano.

También una loba

No solo los jabalíes se han aventurado en el casco urbano monfortino. A principios del 2006 fue capturada una loba que rondaba por el barrio de Carude y se refugiaba en una casa abanonada. El animal fue trasladado al centro de recuperación de fauna salvaje de O Veral, pero fue tuvo que ser sacrificada poco tiempo después, ya que sufría una grave enfermedad infecciosa que hizo imposible su recuperación.