Arxeriz, la arquitectura agrícola más antigua de la Ribeira Sacra

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

En el castro han aparecido restos de tres supuestos almacenes de cereal

14 ago 2015 . Actualizado a las 21:53 h.

Las excavaciones arqueológicas que lleva actualmente a cabo la Fundación Xosé Soto de Fión en el castro de Arxeriz, en O Saviñao, han puesto al descubierto nuevas estructuras constructivas que otorgan un carácter muy singular a este yacimiento. En la campaña de excavaciones del año pasado se desenterró en la croa o recinto central del asentamiento una construcción que en opinión de los investigadores puede ser un depósito de cereales. Ahora se acaban de descubrir otras dos estructuras que presentan un aspecto muy similar y que se supone que cumplieron la misma función. Si se confirma esta hipótesis, se trataría del conjunto de arquitectura agrícola más antiguo hallado hasta ahora en el territorio de la Ribeira Sacra.

Las tres edificaciones tienen en común el hecho de contener lo que parecen ser las bases de unos pilares de piedra dispuestos en forma simétrica que, en opinión de los arqueólogos, debieron de servir para sostener unas estructuras de madera sobre las que se almacenaría y se pondría a secar el grano. Por otro lado, en ninguna de ellas se han descubierto restos de hogares o fragmentos de cerámica, lo que indica que no fueron utilizadas como viviendas.

José Antonio Quiroga, director del Ecomuseo de Arxeriz -en cuyo recinto se encuentra el yacimiento arqueológico, «estas estruturas diferencian este castro da maioría dos que se coñecen en Galicia porque, aínda que non se poida asegurar que se trate dun caso único, sen dúbida é algo moi pouco común».

Otras ubicaciones

Los otros dos supuestos graneros que se están desenterrando ahora se encuentran respectivamente en una terraza situada en la falda oeste del promontorio en el que se asienta el castro y en una parte de la ladera situada por encima de este punto. En esta zona se han encontrado además varios molinos de mano y los vestigios de lo que podría ser un patio -que posiblemente estuvo cubierto por una techumbre- en el que se practicaría la molienda del cereal.

Los tres presuntos graneros están situados cerca de otros restos constructivos que parecen ser de viviendas. Alrededor del que está ubicado en la croa se está realizando actualmente un sondeo en el que ya han aparecido vestigios de dos posibles casas.

En las investigaciones realizadas hasta ahora en el castro no se ha encontrado ningún elemento arqueológico que indique una influencia cultural romana. Los arqueólogos suponen que esta antigua población pudo quedar abandonada antes de que se llevase a cabo la incorporación de Galicia al Imperio Romano.

Análisis de pólenes para identificar las especies

La actual campaña arqueológica continuará hasta el día 21. En esta última fase no está previsto ampliar más las zonas que ya fueron excavadas y el tiempo restante se empleará en completar el estudio de estas áreas y preparar los trabajos de consolidación que se llevarán después a cabo en las estructuras constructivas que se han puesto al descubierto, con la intención de abrirlas a las visitas turísticas.

José Antonio Quiroga señala que en los próximos días se intentarán obtener además muestras de pólenes fosilizados en el suelo de los supuestos graneros. Si fuese así, se podrían llegar a identificar las especies de cereales que se almacenaron en estos espacios. «Non será moi fácil obter mostras deste tipo, porque estes terreos son moi ácidos e conservan moi mal a materia orgánica, pero vaise intentar de todas maneiras», explica el director del museo. En la época en la que se cree que el castro estuvo poblado, en el noroeste ibérico se cultivaban y se consumían cereales como el centeno, el trigo y el mijo.

Por otro lado, en los últimos días se han encontrado en las excavaciones nuevas piezas arqueológicas, entre las que hay numerosos molinos de mano de diferentes tipologías, restos de cerámica de barro ennegrecido y bruñido, fíbulas -prendedores de vestidos- y fusayolas o contrapesos utilizados en los telares.

En esta campaña y en las anteriores, los arqueólogos han identificado los rastros de dos posibles ocupaciones en el castro, ambas anteriores a la era actual. La más antigua podría datar de entre los siglos V y IV antes de Cristo y la más reciente sería del siglo II. Los actuales trabajos confirman además que la estructura urbana del antiguo asentamiento estaba dividida en diferentes alturas. Hasta ahora se han localizado cuatro terrazas con restos de construcciones.