Draghi alarga la agonía griega

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

CHRISTIAN HARTMANN | REUTERS

El BCE rechaza ampliar la línea de liquidez de emergencia de los bancos helenos, y el Gobierno de Tsipras prorroga el corralito, como poco, hasta mañana

07 jul 2015 . Actualizado a las 08:25 h.

Todas las miradas estaban puestas en él. Tenía -y lo sigue teniendo- en sus manos el futuro de la banca griega. Que es como decir que es dueño del destino de Grecia y sus pobladores. Y quién sabe si del de la vieja Europa.

Una vez, no hace tanto de eso, dijo que haría todo lo que estuviese en su mano para salvar el euro y que eso sería suficiente. Pero el no heleno a las condiciones de Europa le ha complicado sobremanera la misión.

Sobre la mesa, tres opciones: ampliar la llamada línea de liquidez de emergencia -el único oxígeno que reciben los bancos griegos para seguir en pie-, como le había pedido el Gobierno heleno; dejarla congelada en 89.000 millones -está ya en las últimas-, o cerrar de una buena vez el grifo. En definitiva: levantar el corralito, mantenerlo o echar a Grecia del euro.

Difícil elección. Sobre todo cuando uno no quiere mancharse las manos con decisiones políticas. Y esa es una máxima que -al menos sobre el papel- a Mario Draghi, el presidente del BCE, le gusta cumplir. Aunque no siempre lo consiga.

Por eso, casi nadie esperaba ayer que el italiano rompiese moldes. Prácticamente todo el mundo daba por hecho que dejaría las cosas como estaban. Y la pelota, en el tejado de los jefes de Estado y de Gobierno, que se reúnen hoy.

Acertaron. El consejo del BCE, decidió que el tope sigue estando en 89.000 millones. Y que, además, dará otra vuelta de tuerca a las garantías que los bancos helenos ponen sobre la mesa a cambio de los fondos. Esto es, que las endurecerá. En cristiano: menos dinero por cada activo que presenten. No es mucho, pero es mejor que nada. De haber decidido cerrar el grifo, como reclaman algunas voces -con acento alemán- en el seno de la entidad, Draghi habría cegado la única vía que le queda a la banca helena para seguir a flote. Y firmado el fin del sistema financiero griego. Manteniendo el tope donde estaba, les concede algo de tiempo. Poco. Alarga la agonía, que dicen algunos. Los mismos que sostienen que a las entidades del país apenas les quedan fondos para resistir en pie 48 horas.

Y eso que hay corralito. Una situación que el Gobierno de Tsipras ha decidido prorrogar, como mínimo, hasta el próximo jueves. Hoy y mañana los bancos seguirán cerrados. Solo se podrá sacar dinero de los cajeros. Sesenta euros. En principio, el corralito tendría que haber acabado ayer. Eso es lo que prometió el Ejecutivo, quien aseguró que ese día, las entidades volverían a abrir sus puertas y a operar con normalidad. No ha sido así.

Ahora, la patata caliente -abrasadora- la tienen los líderes europeos. Todo depende de la crucial cumbre extraordinaria que celebra hoy la eurozona. De eso, y de que Tsipras convenza a sus acreedores con propuestas creíbles. Nadie espera un acuerdo rápido. Y es por ello que los analistas auguran que los griegos tienen corralito para rato. Eso, sin contar que ya se empieza a hablar de una quita a los depositantes. Como en Chipre.

Recapitalización

Para poder reabrir las puertas los bancos helenos han de recapitalizarse. Y la única forma de hacerlo es con dinero público. Grecia no lo tiene. Tendrá que ser con fondos europeos. No va a ser fácil.

Las cosas pueden ponerse feas. Mucho. Y el BCE dice estar preparado para lo que pueda pasar. Decidido a «emplear todos los instrumentos de los que dispones para garantizar la estabilidad en la eurozona». Queda por ver si resultarán suficientes como prometió Draghi.

Los mercados salvan el pellejo

Miedo sí, pánico no. Es la frase que mejor resume la digestión del no heleno en los mercados. A primera hora de la mañana, antes de que las bolsas abrieran sus puertas, la evolución de los futuros -los primeros en marcar el paso- sobre los principales índices y la caída de las plazas asiáticas -las primeras en cotizar la noticia- no hacía presagiar nada bueno.

Fue la de ayer una jornada complicada. Pero, eso sí, menos dramática de lo que algunos aventuraban el domingo, con el no griego ya sobre la mesa. Quizá porque los inversores todavía confían en el acuerdo. Y quizá también porque la mano amiga del BCE ayudó a aliviar la presión sobre las primas de riesgo de la periferia europea, incluida la española.

Entre las grandes plazas europeas, la peor parte se la llevó Milán, que pagó el resultado del referendo con un descalabro del 4,03 %. La segunda más castigada, la Bolsa española, donde el Ibex retrocedió un 2,22 %. Fráncfort bajó un 1,52 5 y París, un 2,01 %.

Mientras, en el mercado secundario de deuda -donde se negocian los títulos ya emitidos por los Estados-, la prima de riesgo española se tensó hasta los 160 puntos, 15 más que el viernes; la italiana subió 14, hasta los 160; y la griega se disparó casi 350, hasta los 1.753.

De momento, la mayoría de los analistas siguen apostando por la permanencia de Grecia en el euro. Lo opción más manejada: una reestructuración de la deuda helena sin quitas, más sufrimiento para la economía griega, una recuperación europea algo más débil y unos mercados que aguantarán el tipo.