El BCE corta la financiación a la banca griega para forzar otro rescate

La Voz AGENCIAS

INTERNACIONAL

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Las entidades helenas solo pueden acudir al Banco de Grecia para lograr liquidez. La bolsa de Atenas se ha desplomado esta mañana

05 feb 2015 . Actualizado a las 09:52 h.

El Banco Central Europeo (BCE) informó el miércoles de que deja de aceptar los bonos emitidos o garantizados por Grecia en sus operaciones de refinanciación. Los bancos griegos podrán acceder sin embargo a la liquidez a través del Banco de Grecia, mediante el programa de provisión urgente.

El consejo de gobierno del BCE tomó la decisión, según Efe, en la reunión que mantuvo a última hora de ayer en Fráncfort y después de que el presidente, Mario Draghi, se entrevistara con el nuevo ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis. «La suspensión está de acuerdo con las normas del Eurosistema existentes, porque en este momento no es posible asumir una conclusión satisfactoria del programa en revisión», añadió el BCE en un comunicado. 

Los bancos griegos que no tengan suficientes garantías podrán satisfacer sus necesidades de liquidez a través del Banco de Grecia, mediante el programa de provisión urgente de liquidez. Los bancos de la zona del euro pueden recibir crédito del BCE a través de las operaciones de política monetaria ordinarias pero también, de forma excepcional, a través de la provisión urgente de liquidez en caso de que tengan problemas temporales de financiación.

La renuncia de requerimientos mínimos que estaba en vigor hasta hoy permitía a los bancos utilizar bonos griegos en las operaciones de política monetaria del BCE, pese a que no cumplían los requerimientos. Como ahora no está claro si Grecia va a acogerse a un nuevo programa de rescate europeo, el BCE ha dejado de aceptar los bonos griegos como garantía. Los instrumentos afectados dejarán de ser aceptados como avales el 11 de febrero, cuando vence la actual subasta semanal del BCE.

Tras la entrevista entre el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker,  y el flamante primer ministro griego, Alexis Tsipras, este había salido muy optimista. El líder de Syriza trató de tender puentes con las instituciones europeas para facilitar las negociaciones duras que se avecinan en torno a qué hacer con su abultada deuda (175 % del PIB): «Respetamos las reglas de la Unión Europea. Queremos corregir este marco, no destruirlo», aseguró Tsipras en un claro guiño a sus socios. 

Y es que ni su complicidad con Matteo Renzi, ni las palabras de François Hollande, garantizan el apoyo de la UE a su programa. Tsipras intenta atraer a su bando a los aliados más poderosos porque sabe que la batalla será dura.  

No al plan Varufakis

El BCE se había encargado por su parte de aplacar los ánimos del Gobierno griego al mostrar su rechazo al plan Varufakis. La máxima autoridad monetaria no quiere convertir la deuda helena que tiene en bonos perpetuos, sin límite de vencimiento. Tampoco está a favor del crédito puente que pide Grecia para poder llegar al mes de junio sin necesidad de pedir un tercer rescate. El BCE se ha visto obligado a rechazar ahora los títulos de deuda y cerrar el grifo de liquidez a los bancos, como presión para que Atenas llegue a un acuerdo con sus socios del euro este mismo mes sobre una nueva prórroga o un nuevo rescate, acompañado de un programa de reformas. La decisión del BCE provocó la inmediata caída de Wall Street y del euro. Y esta mañana el desplome de la bolsa de Atenas.

Reacción de Grecia

El Ministerio de Finanzas de Grecia ha afirmado que la decisión del Banco Central Europeo (BCE)  pone presión sobre el Eurogrupo para que alcance un acuerdo «mutuamente beneficioso».

Por otro lado, el Ministerio de Economía dirigido por Yanis Varoufakis subrayó que la medida adoptada por el BCE no refleja «ninguna evolución negativa en el sector financiero del país».

En este sentido, el Ministerio destacó que el sistema bancario griego se mantiene adecuadamente capitalizado y «completamente protegido» mediante el acceso a la línea de liquidez de emergencia (ELA, por sus siglas en inglés), disponible en el banco central nacional.

 

Grecia pide a Hollande un paso al frente

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Tsipras pidió en París a François Hollande un paso al frente para que encabece un giro de la política económica de la UE volcado en el crecimiento pero el presidente francés, elegido en 2012 con esa misma promesa, dio una de cal y otra de arena. Señaló que hay que respetar el voto de los griegos, que significa a su juicio que la austeridad «ya no es soportable», pero puntualizó que «también está el respeto a las reglas europeas y el respeto a los acuerdos, en particular sobre la deuda». Aunque se ofreció como mediador entre Grecia y la UE, Hollande no se desmarcó un ápice del axioma de que no habrá una nueva quita de la deuda de Atenas con los europeos.

 

España se queda fuera de la alianza antiausteridad

La meteórica gira europea emprendida por Alexis Tsipras desde que se hizo con el bastón de mando en Grecia ha tenido paradas obligadas en París y Roma. Dos de los pesos pesados del club europeo, Francia e Italia, se presentan como los principales aliados del nuevo Gobierno griego. España ni está ni se le espera. Los tres conforman una incipiente alianza contra la férrea política de austeridad a la que Alemania no quiere renunciar. No es casualidad. Hollande y Renzi tienen por delante muchas reformas y ajustes que acometer para cumplir con el objetivo de déficit. Solicitan la flexibilidad y el tiempo que no se les concedió a otros socios.  
Las razones por las que Tsipras aún no ha visitado Madrid, ni ha guardado un hueco en la agenda para hacerlo, saltan a la vista. El Gobierno español es especialmente hostil a los planteamientos de los griegos. En el último Eurogrupo el ministro español de Economía, Luis de Guindos, dejó claro que España no renunciará a los 26.000 millones de euros que prestó a Atenas. No quiere tratos de favor. 
El presidente Mariano Rajoy tampoco tiene especial interés en el éxito de una formación cercana a Podemos. Tsipras sabe que en Madrid no tendrá un aliado, al igual que en Portugal e Irlanda (rescatados) sino un socio alineado con Berlín. 
Apoyar las propuestas de Syriza sería un suicidio político para Rajoy, quien no se puede permitir dar alas al partido gemelo de Pablo Iglesias si quiere ganar las elecciones generales este año.