Luis Aláez: «Angrois es el caso de mi vida y me da pena tener que dejarlo»

Xurxo Melchor
xurxo melchor SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El magistrado se incorporará en breve a un juzgado de lo penal

30 abr 2014 . Actualizado a las 11:05 h.

Antes de llegar a Santiago, Luis Aláez (Pontevedra, 1967) fue juez en Negreira y, cuando ascendió a magistrado, pasó por A Coruña y Vigo, donde recuerda con cierta añoranza que estuvo «muy a gusto» y que ya tuvo asuntos importantes «aunque sin la trascendencia de este, claro está». El destino quiso que estuviese de guardia aquel fatídico 24 de julio del 2013 en el que un tren Alvia descarriló a las 20.41 horas en la curva de Angrois, a tres kilómetros de la estación compostelana, accidente en el que 79 personas murieron y otras 130 resultaron heridas. Es el caso de su vida, pero no podrá culminar la instrucción porque en no mucho tiempo tendrá que recoger el despacho y trasladarse a un juzgado de lo penal santiagués al que había pedido el traslado. Acepta la entrevista, siempre y cuando no hablemos de una investigación que él ha extendido, además de al maquinista, a los responsables del ADIF que decidieron modificar el proyecto y aprobaron rebajas en la seguridad del tramo que le han llevado a imputar a cargos del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias pese a la oposición, hasta el momento, del fiscal y de la Audiencia Provincial.

-Veo mucha gente esperando fuera y su despacho no parece el de alguien que esté a punto de marcharse.

-Sí, no toda viene aquí, hay mucha que espera para el otro juzgado, el de refuerzo, que lleva los asuntos nuevos y todo lo de violencia de género. Ahora, yo tengo el despacho lleno de papel, sí. Me quedé con toda la instrucción vieja...

-Vamos, que no es cierto que esté trabajando en exclusiva para el caso del Alvia.

-No. Me quedé con los casos que ya existían hasta el momento del accidente salvo los de violencia de género, que pasaron para el juzgado de refuerzo, como toda la instrucción nueva.

-¿Cuándo tiene previsto dejar el juzgado?

-No lo sé. Sencillamente, será publicar el acuerdo en el que se conceda la plaza [la de su actual juzgado] al que haya solicitado que se la adjudiquen y esa persona dispondrá de un plazo de ocho días o veinte días, según sea de esta localidad o no, y yo dispondría luego de otro plazo de ocho días para incorporarme. ¿Cuándo se va a publicar el acuerdo del Consejo General del poder Judicial? Seguramente entre hoy y mañana [por ayer y por hoy].

-¿No le da pena marcharse sin poder cerrar el caso?

-A ver, sí. Me da pena dejarlo, pero mi decisión viene por otros motivos. Es previa a todo esto. Yo vine aquí a este juzgado con una idea de estar el tiempo obligado y el que hiciese falta, pero no era el juzgado que yo buscaba. Entonces me surgió la posibilidad de ir adonde yo quería y así ha sido.

-Imagino que si dejaba pasar esta oportunidad ya no se iba...

-Dejar pasar esta oportunidad me supondría años sin poder cambiar. Esto no es ningún ascenso, que por algún lado lo he leído alguna vez, no sé dónde. No me ascendieron, no. La categoría es exactamente la misma y para tener una plaza no tienen en cuenta otros méritos más que la antigüedad o el idioma.

-Imagino que el de Angrois es el caso de su vida.

-Sí, sin duda. Este es el caso de mi vida y también el más interesante y por eso me da pena dejarlo, no por otro motivo. Me permite entrar en un examen de cuestiones jurídicas que no vemos normalmente en el juzgado. Es complicado jurídicamente y por eso me parece interesante, además de por el alcance humano que tiene, sin duda alguna. Pero, desde el punto de vista de juez, por su alcance jurídico.

-¿Y cómo ha llevado la popularidad y que tanta gente esté pendiente de sus decisiones?

-Sinceramente, para mí es difícil. Y fue una decisión difícil que me planteé cuando en los primeros momentos de la investigación vimos que empezaban a salir cosas publicadas. Nos preguntamos qué podíamos hacer, cuál era la solución, y decidimos dar publicidad al asunto, a las resoluciones judiciales, a través del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia. Pero bueno, saber que cada vez que escribo algo lo va a leer todo el mundo... A ver, yo no soy escritor, me dedico a lo que me dedico y obviamente siempre te da más reparo que redactar un auto que sabes que solo lo van a leer dos abogados y como mucho sus clientes. Los del Alvia sabes que los va a leer mucha gente y con mucho interés, y es lógico. Pero bueno, consideré que me sacrificaría un poquito en ese sentido, porque además soy como soy, que no me gusta tampoco mucho la trascendencia pública fuera de mi ámbito.

«No es un ascenso. Dejar pasar la oportunidad me supondría años sin poder cambiar»

«Tengo claro que no es el juez Aláez, el juez del tren. Es un juez, como el que vendrá ahora»