Condenada a prisión por impedir que sus exsuegros vean a su nieta

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Cuando la niña tenía 6 años, en el 2007, la coruñesa procesada tenía la patria potestad de la pequeña tras separarse del padre de la menor

04 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Por negar a los abuelos paternos el más mínimo contacto con su nieta, y por «predisponer» a la menor contra ellos, un juzgado acaba de condenar a una coruñesa a 6 meses de prisión. La culpa de un delito de desobediencia a la autoridad judicial porque la procesada hizo todo lo posible durante los últimos años para que su hija no viese a sus exsuegros. La apartó de ellos hablándole mal de ellos.

Cuando la niña tenía 6 años, en el 2007, la ahora condenada tenía la patria potestad de la pequeña tras separarse de su marido y padre de la menor. A raíz de la ruptura, según se explica en la sentencia del Juzgado de lo Penal número 5 de A Coruña, la procesada se opuso a que la niña viese a sus abuelos paternos, por lo que estos acudieron a un juzgado de primera instancia para que fuese un juez quien fijara las visitas. Y lo hizo. Decretó que la niña estuviera con los abuelos el segundo fin de semana de cada mes, así como el cuarto miércoles durante dos horas. Además, en Navidad podrían disfrutar de un día entero con la nieta, el que eligiera la madre. Esta última aceptó el pacto, pero puso como condición que el intercambio se realizase en un punto de encuentro.

Incumplió su palabra

El problema es que muy pronto dejó de cumplir su palabra y la orden judicial. Peor que eso. Empezó a hablarle mal a su hija de su familia paterna. «Le hablaba de forma peyorativa de su padre y de sus abuelos, tratando de que memorizase frases para responder ante cualquier instancia judicial, de psicólogos o trabajadores sociales sobre las razones que tenía para no querer ver a sus parientes», reza la sentencia. Luego añade que esa actitud «provocó en la niña tal animadversión hacia ellos que dio lugar a que, bien por propia iniciativa de la acusada de no acudir al punto de encuentro a entregarla a los abuelos, bien porque aún compareciendo con ella, la menor se resistiese por todos los medios a ir con ellos». El asunto llegó a tal punto que se llegó a perder todo tipo de contacto entre la niña y sus abuelos y «la menor dejó de profesarles el cariño inherente a dicha relación familiar».

Ante esto, los suegros de la procesada volvieron un año después a los tribunales para exigir que se cumpliese aquel régimen de visitas. El juez resolvió ordenar a la procesada que entregase a la pequeña a sus abuelos en los días pactados. Pese a eso, la mujer persistió en su actitud, por lo que el juzgado volvió a notificarle la obligación, bajo pena de multa de 300 euros si volvía a incumplir. Ni así. Lo volvió a hacer, de ahí que finalmente la hayan procesado por un delito de desobediencia a la autoridad.

Fue juzgada hace poco más de un mes y reconoció su culpa a cambio de que el fiscal aceptase una rebaja de la condena, que en principio era de nueve meses de prisión, prometiendo que a partir de ahora los abuelos podrán ver por fin a su nieta.