Unas preferentes muy atípicas

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

En Galicia condenan a un banco por vender ese producto de una entidad islandesa, y se admite la primera denuncia de una entidad benéfica

20 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las participaciones preferentes son iguales para todos: un producto complejo, a medio camino entre una acción y un bono (por eso se llaman híbridos de capital) que la banca comercializó de forma masiva, incluso algunos con rentabilidades elevadas, porque le servían para incrementar sus niveles de solvencia. Y con su riesgo. El producto, lo venda quien lo venda, es igual. Pero el perfil de los compradores y las casuísticas, no. Algunos ejemplos que se han conocido en las últimas semanas en los juzgados gallegos ponen de manifiesto las aristas de muchos casos. Hay preferentes vendidas a todo tipo de clientes, como se vio con un millonario coruñés al que el juzgado le dio la razón por desconocer el producto. Se está condenando a bancos intermediarios por vender preferentes de otros, en situaciones alguna bastante extraña. O se demanda por parte de entidades benéficas, no solo de particulares. Lo previsible es que próximamente aparezcan más preferentes atípicas porque a partir de septiembre se espera una oleda de demandas.

Uno de esos ejemplos fuera de lo corriente es una sentencia por la que ordena a un banco que pague 45.556 euros por vender a una pareja de jubilados gallegos preferentes de un banco islandés que quebró. Se trata de una sentencia inédita porque, si bien algunas entidades vendieron productos de otras nacionalidades, no era una práctica extendida. Sucede que, además, Islandia entró en situación crítica, con varios bancos intervenidos, y sus consecuencias, por lo que se constata ahora, llegan hasta pequeños ahorradores gallegos.

La sentencia, que ha sido recurrida por la entidad financiera y que llevó el despacho de abogados Debco Estructura Profesional, sostiene que «el producto es complejo y excede el conocimiento del ciudadano medio», y que hubo una «falta de claridad patente». Los afectados eran clientes de 75 y 74 años, sin conocimientos financieros, a los que se les vendieron en el 2006 estos títulos de Landsbanki, entidad en la que, tras su quiebra, quedaron atrapados los 54.000 euros que habían metido.

Otro caso que ha llegado a los juzgados es el de una fundación que ha demandado a otro banco por la venta, en dos momentos diferentes, de 310.000 euros en preferentes. Es la primera vez que trasciende la situación de una entidad benéfica -en la que además participan como patronos miembros de la Iglesia- atrapada por preferentes. La denuncia ha sido presentada hace unas semanas en A Coruña, según fuentes del juzgado en que se presentó, y está firmada por el despacho Caamaño, Concheiro & Seoane, que se ha limitado a confirmar la existencia de esa demanda.

El patronato de esta fundación de carácter familiar -cuyo nombre no ha trascendido- creyó que estaba adquiriendo un depósito, cuando en realidad era otra cosa. No quería riesgo alguno porque con los intereses que recibía hacía sus aportaciones a la Cocina Económica o a Padre Rubinos. Ahora su dinero y las aportaciones que hacían a esos centros sociales están pendientes de la Justicia.