En Galicia hay ya 82.595 hogares con carencias materiales severas

m. beramendi / f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Este ganadero cordobés de 59 años se saca cinco euros al día pidiendo en una iglesia.
Este ganadero cordobés de 59 años se saca cinco euros al día pidiendo en una iglesia. m. beramendi< / span>

Casi 62.000 familias no se pueden permitir comer carne o pescado al menos cada dos días

27 ene 2013 . Actualizado a las 22:45 h.

La grave depresión económica que sacude Galicia está dejando un panorama desolador. Una huella de destrucción de los niveles mínimos de bienestar que aboca a miles de gallegos desempleados a la pobreza y a la exclusión social. Cada vez hay más ciudadanos en la calle, desahuciados, con graves problemas para satisfacer necesidades básicas como el pago de la alimentación y la vivienda. Los últimos datos divulgados por el Instituto Galego de Estadística (IGE) sobre bienestar de las familias arrojan una realidad estremecedora. En Galicia hay 82.595 hogares en los que viven 182.000 gallegos que sufren carencias materiales severas.

Se trata de familias en las que, al menos, se cumplen cuatro de estas diez condiciones: no pueden ir de vacaciones una vez al año; ni permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días (61.719 hogares); ni mantener la casa a una temperatura adecuada. Tampoco tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos, acumulan retrasos en el pago de la hipoteca u otros recibos de la vivienda y, por último, no pueden permitirse mantener un coche, un teléfono, un televisor, un ordenador o una lavadora.

Una dramática realidad que refleja un organismo oficial y que evidencia el creciente empobrecimiento de la ciudadanía. Y que es consecuencia directa de la insostenible epidemia del paro: los datos de la encuesta de población activa (EPA) revelan que en Galicia hay ya 29.300 hogares donde todos sus miembros están parados y en los que no entra ningún ingreso. Una cifra que al inicio de la crisis estaba en 19.000, es decir, un 54,2 % por debajo.

Detrás de estas estadísticas están los ciudadanos que desbordan a diario las instituciones benéficas que sufragan las cocinas económicas y los albergues y que ya han lanzado reiterados mensajes de auxilio por la reducción de las donaciones privadas -por la crisis- y por los recortes en los presupuestos públicos. En aras de atender esta demanda, la Xunta ya ha anunciado que la partida del Risga (renta social) se incrementa este año un 38 % y que se mantienen los convenios con las principales instituciones de beneficencia que hay ahora en Galicia.