Agreden a un árbitro de 15 años

Marta de Dios Crespo
MARTA DE DIOS LUGO / LA VOZ

DEPORTES

ALBERTO LÓPEZ

Recibió una bofetada cuando dirigía un partido de Preferente

18 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay desenlaces que no deberían tener cabida en el deporte. El pasado domingo, el derbi de Preferente entre el filial del Lugo y el Ribadeo terminó con tangana. Los ánimos se calentaron con una acción que desembocó en el gol de la victoria para los locales. Con un futbolista mariñano tendido sobre el césped, los rojiblancos -que lucieron equipación amarilla en su última jornada- decidieron continuar normalmente en lugar de echar el balón fuera. Los niveles de agresividad se incrementaron en el juego desde ese momento y se produjo una cascada de expulsados, hasta tres del Ribadeo. La peor parte se la llevó el árbitro, un joven de 15 años del comité coruñés. Recibió una bofetada y una buena retahíla de insultos por parte de Coki, el último sancionado, que tuvo que ser separado por sus compañeros.

El acta refleja la violencia del momento: «Tras ser expulsado por doble amonestación», relata el colegiado, Coki «se dirigió a mí, encarándose a escasos centímetros de mi cara, en lo siguientes términos: ‘Mamón, eres un gilipollas’. A continuación, me propina un manotazo en mi cara con uso de fuerza excesiva, teniendo que ser apartado de mí por jugadores de su propio equipo. Acto seguido, a una distancia de tres metros, se dirige a mí en tono amenazante, en los siguientes términos: ‘Ya te esperaré a la salida. Te vas a enterar’».

Los improperios no terminaron ahí. Mientras se dirigía al túnel de vestuarios, todavía escoltado por sus compañeros según refleja el documento arbitral, le llamó «cabrón, sinvergüenza, hijo de puta, gilipollas». Relata el colegiado que «tras esto, pateó el banderín de esquina más cercano a los vestuarios».

Escoltado por la Policía

El partido no dio para mucho más. Entre el gol, la bronca, las expulsiones y el manotazo, se cumplió el minuto 90. Antes de que los aficionados abandonaran las gradas, una patrulla de la Policía Nacional ya había hecho acto de presencia. Alertados por la directiva del Polvorín, que mandó un aviso tras la bronca que tuvo lugar minutos antes, aparecieron dos agentes para velar por la seguridad del cuerpo técnico tras la disputa del encuentro. El colegiado coruñés también deja constancia de esto en su acta, asegurando que se quedaron hasta su salida de las instalaciones deportivas, «acompañándonos hasta nuestro vehículo».

No es por desgracia infrecuente este tipo de incidentes en los partidos de fútbol. Tampoco es la primera vez que alguien se ceba con el árbitro. En este caso, la juventud del colegiado agrava más si cabe la situación, ya de por sí complicada para cualquier persona que se dedique al mundo del arbitraje.

«Me gustaría hablar con él y pedirle perdón», dice el agresor

Después de los graves acontecimientos que le pusieron en el disparadero, a Coki, señalado como el agresor del colegiado, le costaba ayer asumir su reacción: «No sé por qué actué de esa manera. Fueron unos segundos en los que se te cruza el cable y pierdes los papeles».

«Me gustaría hablar personalmente con él y pedirle perdón. Voy a intentarlo y no buscando una rebaja en la sanción que me va a caer, sino porque lo siento de verdad», explicó. El futbolista ribadense está preparado para lo peor. «No sé qué decisión tomará el comité, pero seguro que pasaré una buena temporada en la grada, y lo entiendo. Lo que hice no está bien y debo pagar por ello», añadió. Espera, eso sí, que el organismo tenga en cuenta su expediente: «Tengo 28 años, llevo ya unos cuantos jugando al fútbol y pocas veces me expulsaron por protestas al colegiado. No tengo antecedentes como para que me metan una sanción ejemplar que vaya más allá de la que dictamina el reglamento».

Sanciones de 13 a 24 partidos

Las agresiones a un miembro del equipo arbitral están tipificadas como «falta grave» en el código disciplinario. Los jugadores pueden verse suspendidos de 13 a 24 partidos por acciones similares. Por insultar, y en función de las circunstancias, el castigo puede estar entre los cuatro y los diez encuentros.