Un perro que salva vidas

Ana Lorenzo Fernández
ANA LORENZO A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

La pequeña Daisy pasó de una jaula de la perrera municipal a ser la mascota que ha devuelto las ganas de seguir adelante a su amo

02 dic 2014 . Actualizado a las 07:56 h.

«No tenía ganas de nada. Iba todo el día de la cama al sofá y del sofá a la cama. Estaba deprimido por completo y llegó a adelgazar más de 25 kilos. Pero todo cambió cuando llegó Daisy». La culpable de devolverle las ganas de vivir a Antonio Ramón Sobrino es una pequeña perrita que su mujer, Purificación Castiñeiras y él descubrieron en la perrera municipal. «A mí se me ocurrió que podría ser una buena idea tener una mascota, porque siempre tuvimos perro, pero llevábamos bastante tiempo sin ninguno, y a lo mejor con él en casa se le podía levantar el ánimo a Antonio», recuerda Puri, que explica que la detección de una grave enfermedad a su marido en julio fue la causante de su bajón emocional.

Cuando llegaron a la perrera se produjo un flechazo instantáneo entre el amo y la mascota. «Estuvo todo el rato alrededor de mí, y yo creo que estábamos predestinados a estar juntos», recuerda Sobrino, que ya no tuvo ninguna duda en adoptarla cuando conoció su nombre. «Nos dijeron que se llamaba Daisy, como el primer perro que tuvimos, y ya no nos lo pensamos más», explica sonriente Antonio, que reconoce que estas semanas «me ha cambiado la vida. Me hace estar pendiente de ella todo el rato, sacarla a pasear, darle de comer, viene detrás de mí a todas partes, e incluso duerme con nosotros en cama», confiesa.

Agradecida

La complicidad entre Daisy y Antonio es tan grande, que no se separan ni un solo momento en todo el día. «Los perros son muy inteligentes y agradecidos, y tratan bien a quien los trata bien. Daisy es muy cariñosa y emotiva, como yo, porque pienso que los perros acaban siendo iguales que sus dueños», afirma Antonio Ramón Sobrino, que hasta que se jubiló trabajó como conserje del Conservatorio Profesional de Música. Ahora todas sus atenciones están dedicadas a la pequeña de la casa, a la que «ya se le compró de todo: cepillo, trajecito para la lluvia, mantita...», enumera Purificación Castiñeiras, que está encantada con los cambios que ha traído a su casa la llegada de esta mascota.

De hecho, su marido corrobora esta alegría, diciendo que no solo le ha cambiado la vida a él, sino que su mujer «no coge en sí de contenta. Ella dice que es por mí, pero a ella también está feliz con Daisy en casa». Lo cierto es que la adopción de este nuevo miembro de la familia ha permitido que todos hayan cambiado su vida, ya que la mascota abandonó las jaulas de la perrera para disfrutar de un nuevo hogar en el que no le faltan atenciones.