El «misterio» de las bragas verdes

Noelia Silvosa
N. Silvosa A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Fueron aportadas por una joven que acusa de violación al novio de una amiga

16 oct 2013 . Actualizado a las 11:50 h.

Unas bragas verdes manchadas de sangre fueron una de las pruebas aportadas por una joven que acusó al novio de una amiga de violarla tras dormir en el domicilio de la pareja en Oleiros, en junio del 2011. Se las volvieron a mostrar ayer en el juicio que comenzó en la Sección Primera de la Audiencia Provincial para que las reconociese, y posteriormente se procedió a la declaración de su ahora examiga y todavía pareja del procesado. En un momento dado, la defensa le preguntó si había echado en falta algún objeto desde el presunto abuso sexual. La testigo respondió que sí, que «unas bragas verdes». Una prenda íntima que, sin embargo, no fue la que la supuesta víctima llevaba puesta en la madrugada del 12 de junio, día en que sostiene que se produjo la violación, sino que se las puso al día siguiente.

Entre llantos que provocaron su salida de la sala durante unos minutos y protegida tras un biombo, la joven sostuvo que aquella noche llegó con su novio sobre las 2 de la madrugada al domicilio del presunto agresor y de su novia y por entonces amiga. En un momento dado, mantiene que se quedó dormida en el sofá y que no se enteró de que tanto su amiga como su novio habían salido de la casa, quedando ella con el procesado dentro. Asegura que la despertó este levantándole la falda y que, acto seguido, le dijo que le iba a gustar, «ya que estaba bien dotado». Según la demandante, fue entonces cuando procedió a penetrarla llegando a eyacular sin preservativo e inmovilizándola. Pero no se resistió. Indicó que el shock y el bloqueo mental fue tal, que no pudo «ni levantar la voz».

Contradicciones

Una versión que dista de su declaración previa, que tuvo lugar ante el Juzgado de Instrucción y en la que esgrimió que no recordaba si el presunto agresor la había penetrado. También resulta distinta a la que proporcionó el procesado ayer, que sostuvo que fue él quien despertó al percatarse de que la denunciante le estaba realizando una felación. Al juicio acudieron también una joven que compartía piso con la presunta víctima y un amigo, que asegura que fue quien le convenció para que acudiese a denunciar cinco días después. Preguntada por esta tardanza la chica señaló que estaba avergonzada, y que temía que se enterasen sus padres. El fiscal pide para el procesado 9 años de cárcel, una orden de alejamiento de 100 metros con 10 años de duración y 7.000 euros de multa.