En busca del tono perfecto

fernando Molezún / ana lorenzo A CORUÑA / LA VOZA CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Después de pasar por Inglaterra y EE.UU., este lutier regresa y monta su taller en casa

19 feb 2012 . Actualizado a las 07:04 h.

«Meu pai di que o día que toquei a gaita por primeira vez, perdín a cabeza». Ahí encuentra José Catoira el origen de su pasión por los instrumentos. Aunque, al contrario que la gran mayoría de las personas que descubren la magia del sonido, no quedó hipnotizado por la ejecución, por la música que salía de la pieza, sino por el instrumento en sí: «Empecei a mirar cómo se facía a gaita, recorrín talleres e din con José Álvarez, un construtor de guitarras de Sada, fillo dunha auténtica lenda da música en Galicia, e comecei a facer mandolinas», recuerda.

Al final, nunca llegó a hacer una gaita, aunque sigue tocando de vez en cuando. Pero es que descubrió el violín: «É o máximo. É unha das poucas cousas que non cambiaron nada en 450 anos. É o instrumento máis fascinante, cunhas posibilidades acústicas que non teñen outros instrumentos. E a iso hai que sumarlle a fascinación estética, xa que como obxecto é un icono», razona. Y eso a pesar de que, como violinista no es que destaque: «Tocalo é unha vantaxe, pero non é imprescindible. Non teño o nivel dun concertista, pero si que os probo, claro».

Estuvo estudiando y trabajando en Inglaterra y en EE.UU., pero ha regresado a casa, donde ha montado un pequeño taller en Xalo desde el que manda sus violines a músicos de medio mundo: «Aquí non hai escolas de lutería como esas. Así que con vinte anos fun a Newark onde estiven tres anos estudando, e despois intentei traballar en América, pero o tema burocrático botoume para atrás e voltei». Una decisión de la que no se arrepiente: «Aquí estou moi ben, tranquilo, traballando ao meu ritmo. Eu busco os meus clientes, non necesito un letreiro nunha rúa céntrica. Son como un xastre que traballa en casa e fago cousas a medida», explica desde su taller en el monte Xalo.

Este aislamiento relativo no quita que tenga que mantener contacto con clientes y otras personas del sector. De hecho, está trabajando en un violín que va a presentar en Cremona, en la trienal dedicada a este instrumento. Y a los clientes, claro, hay que atenderlos: «Fas un pouco como terapeuta dos músicos. Son xente moi interesante para traballar, pero moi esixentes. Con calquera variación se desesperan. Pero hai que aprender a recibir as críticas, é o modo de mellorar», apunta.

Sus obras, realizadas a mano, de modo totalmente artesanal, oscilan entre los 7.000 y los 10.000 euros los violines y los 15.000 los chelos. «É que son 150 horas de traballo para facer un violín branco, e co tema do barniz, unhas 250 horas», calcula este lutier que colecciona herramientas antiguas que compra en mercadillos de Inglaterra. El barniz, sin embargo, lo fabrica él mismo partiendo de la resina que extrae de los pinos que rodean su casa: «En torno a iso hai moita lenda, pero os barnices son iguais aos que se facían fai séculos», asegura este creador de sonidos que golpea las tablas para decidir cuál es el tono que le quiere dar a su nueva creación: «Cada violín ten a súa personalidade e os seus erros. Iso é o que os fai únicos».

emergente josé catoira

Los amantes del patinaje sobre hielo podrán disfrutar todavía una semana más de la pista instalada en el Coliseo, que en un principio iba a cerrar sus puertas este martes, pero que todavía continuará operativa cinco días más. El motivo de esta prolongación de la temporada de invierno es la gran afluencia de patinadores que han registrado las instalaciones de Alfonso Molina en las últimas semanas, ya que son unas de las pocas de Galicia que todavía ofrecen la posibilidad de divertirse deslizándose sobre una pista helada.

De hecho, la empresa Invernalia que este año ha gestionado la actividad ya ha cerrado los parques de hielo que tenía en Ourense y Santiago, donde las cifras de patinadores fueron de auténticos récord, consiguiendo más de 24.000 y 30.000, respectivamente. Por lo que respecta al número de visitantes que han pasado por el Coliseo desde el pasado 1 de diciembre -?fecha en la que se puso en marcha la actividad-, los datos se darán a conocer la próxima semana. Mientras tanto, se continuará con el horario habitual, de lunes a jueves de 17 a 21 horas; los viernes, de 16.30 a 22; los sábados, domingos y festivos, de 11 a 14 y de 16.30 a 22 horas. El precio para entrar en la pista es de 7 euros (3 por los patines y 4 por la entrada).