Consuelo Ternande, de 106 años, ya se recupera en su casa tras la operación

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

CAMARIÑAS

Una de las sorpresas de los médicos fue que carecía de historial clínico: no tuvo ni catarros

30 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La operaron de la cadera el martes en el Chuac, le pusieron un clavo, y ayer ya estaba en casa descansando y recuperándose. Como tantas personas que se someten a una intervención quirúrgica, pero con el pequeño matiz de que Consuelo Ternande Taboada tiene 106 y cuatro meses. Y una salud que envidian otros mucho más jóvenes.

El hecho de superar sin problemas (siempre hay que esperar un tiempo prudencial) una operación de este tipo, con anestesia epidural, fue toda una sorpresa, pero también lo fue, para los doctores, que no poseían historial médico de la paciente. No por haberlo perdido, sino porque simplemente nunca tuvo ninguna complicación. «Nin un catarro», explicaba Elena, una de los cinco nietos (tres mujeres y dos hombres) y que la ha acompañado todos estos días en A Coruña.

La otra fue su vitalidad y ganas de seguir adelante. Y de marcharse a su casa. Antes de hacerlo, el jueves, ya la levantaron de la cama y estuvo sentada cuatro horas. También se apoyó en el andador. Los especialistas dicen que, si hasta ahora caminaba, debería volver a hacerlo. Depende mucho de cómo evolucione, de la voluntad, e incluso de factores psicológicos: el miedo a caerse de nuevo. Fue precisamente una caída de la cama la que la que le produjo la rotura de los huesos. Y todo eso influirá. «Que non quede na cama», relata la nieta que le advertían los especialistas que se encargaron de ella. Es, en efecto, una de las claves. En operaciones similares con personas de menos edad hay muchos casos en lo que, si lo hacen, ya no se levantan más.

Una atracción

Explica la nieta que Consuelo fue toda una atracción estos días en la séptima planta. De pacientes y visitantes que acudían a saludarla, admirados de su capacidad física a esa edad. Y ella, encantada. Con la gran suerte de que tiene plenas facultades mentales, come de todo y bien, da igual que sea dulce o que tenga sal. Recuerda mucho a Avelina Mouzo, de A Ponte do Porto, aunque esta tiene 111 años.

Consuelo aprovechó estos días para contar cosas de su primera mocedad. De lo guapa que era, por ejemplo. Enviudó hace ya 25 años, y los dos hijos que tuvo fallecieron. A esas alturas de la vida, los recuerdos deben pesar mucho.