Repsol deberá estar operando en las nuevas instalaciones en abril del 2018

La Voz

CARBALLO

20 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La marcha de los graneles sólidos no tiene fecha definitiva marcada en el calendario, pero sí la tiene la primera mudanza parcial de Repsol: en abril del 2018 deberá estar operando en Langosteira el 40 % de sus tráficos, es decir, casi la mitad de los petroleros desaparecerán de la ría y serán, además, los más peligrosos, los que llevan crudo, en general de mayor tamaño que los dedicados al transporte de refinos.

A la salida de esos buques de las aguas interiores, con la consiguiente reducción de riesgos, se suma otra ventaja en la mejora de la seguridad de ese traslado: actualmente ese producto -son unas 4 millones de toneladas al año- se envía desde San Diego hasta la refinería a través de un poliducto compuesto por 14 tuberías de distinto diámetro que, con 6,4 kilómetros de longitud, pasa por debajo de una buena parte de la ciudad.

Ese riesgo también se verá reducido, ya que casi la mitad de esos tubos desaparecerán al igual que los barcos. La operación, firmada por Repsol a finales del 2013, supondrá para la empresa una inversión de 124,6 millones de euros y para la ciudad la eliminación de una doble amenaza. Inicialmente la empresa tiene en concesión 30.000 metros cuadrados en Langosteira, pero ha dejado otros 280.000 metros más en reserva con el fin de culminar su traslado completo, sin fecha.