Tanto por ganar...

Miguel San Claudio

CARBALLO

CEDIDA

El patrimonio subacuático languidece sin conservación

04 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En noviembre del año 2007 fuimos avisados por la Consellería de Cultura de que existían actividades ilícitas sobre un naufragio existente en la ensenada de Sardiñeiro, en Fisterra. Desplazados al lugar de los hechos descubrimos que efectivamente existía el pecio de un antiguo buque y que estaba siendo objeto de un descarado expolio.

Por el estudio de los materiales visibles dedujimos que se trataba de un gran buque de antigüedad incuestionable y por supuesto integrante del Patrimonio Cultural Subacuático. Mientras, el expolio continuaba, con la extracción de nuevos elementos a manos de incontrolados. En aquel momento, este hallazgo abrió las puertas a que por fin las autoridades autonómicas gallegas tomaran conciencia de la riqueza cultural que alberga nuestra comunidad bajo el agua, y se decidieran a comenzar una serie de campañas para estudiar este y otros buques de la costa. Vano espejismo que duró lo que el cambio de responsables.

Dieron comienzo a partir de aquel mismo año una serie de campañas, sufragadas por la Consellería de Cultura, que permitieron localizar otros cinco barcos más de la misma flota a la que pertenecía el buque de la ensenada del Sardiñeiro. Se localizaron muchos otros naufragios, demostrando que Galicia es una de las zonas con más y más variado patrimonio subacuático de Europa (tenemos alrededor de tres buques hundidos en cada milla marina). El vapor Great Liverpool, un ejemplo único de la navegación en los primeros años del vapor, que merecería figurar en cualquier museo de un país desarrollado, languidece destruyéndose ola tras ola por la desidia institucional. Pero esa riqueza está no ya en riesgo, sino que literalmente la estamos perdiendo, y es que la idea de que bajo el agua ya está protegida, no puede ser más falsa. Procesos electro químicos, mecánicos y hasta biológicos producen diariamente una destrucción patrimonial que está en nuestras manos impedir y paliar. La actuación de incontrolados e incluso de estamentos estatales -la Armada Española-, como denunciaron las mismas páginas que nos acogen, son un riesgo incluso menor al sufrido por muchos yacimientos afectados por aquellos fenómenos.

Caso único en Europa

Actualmente, entre las fronteras portuguesa y francesa no hay ninguna estructura ni estatal ni autonómica que procure la conservación de este patrimonio. Esto es un caso único en Europa donde se documentan más de 65 centros de este tipo, países como Albania o Macedonia -ni siquiera tiene mar- explotan esta oportunidad. Los gallegos, que en una sola de nuestras rías tenemos más patrimonio subacuático documentado que toda la cornisa Cantábrica junta, demostramos a las claras cual es nuestra situación de desarrollo en Europa en este campo. Si reclamamos la protección de nuestro Patrimonio Cultural Subacuático, no es porque lo hagan Alemania, Francia o Irlanda, sino porque lo hacen Croacia, Malta o Chipre, ninguno de los cuales puede igualar a la riqueza gallega en este campo.

Esta desidia está favorecida por la dificultad que representa hacer ver a la sociedad lo que está perdiendo. No existe dificultad alguna para garantizar la conservación, todo depende de la voluntad de las Administraciones. El problema surge entre los gestores, sin ninguna cualificación para llevar a cabo esta tarea. España hace siglos que mayoritariamente le ha dado la espalda al mar, con lo cual no es de extrañar que nuestra Administración destaque por su escasez en profesionales con capacidad para ocuparse de temas marítimos, mucho más en asuntos culturales.

Esta ignorancia en la práctica y en las circunstancias que afectan al mar y en especial al patrimonio arqueológico subacuático han llevado a nuestras autoridades a lavarse las manos en este tema y, desentendiéndose, pasar la pelota a la Marina Militar, la cual tiene todavía menos conocimientos en temas patrimoniales, mucho más si están bajo el agua. Esta salida, propia de un país tercermundista, no tiene parangón en toda Europa, estando los ejemplos más cercanos situados en el cono sur americano y en Centroamérica, con algunos epifenómenos en el África negra.

Y así, de desatino en desatino, vamos contemplando, los que nos sumergimos y conocemos estos yacimientos arqueológicos, como año tras año desaparecen objetos, otros se destrozan y asistimos abatidos a tanto en lo que podemos destacar, lo dejamos destruir, desapareciendo, para siempre, en el sumidero de la historia.

Porque no olvidemos que cada recurso patrimonial que perdemos bajo el agua, su desaparición es total y para siempre? nunca más volverán a navegar las naves de Felipe II por nuestras aguas, ni los corsarios volverán a hundir presas en nuestras rías, ni los ingleses perderán lujosos trasatlánticos a vapor en nuestras playas. Todo eso lo estamos perdiendo.

A partir del Proyecto Finisterre, dedicado al estudio del Patrimonio Cultural Subacuático en Galicia, apoyado en su momento por la Xunta de Galicia, hemos podido estudiar y evaluar el positivo impacto que podría aportar una oferta cultural única como es esta. Mientras nuestros responsables no cesan en hacer ofertas que solo manifiestan su impotencia en hacer atractiva esta parte del mundo, haciendo seguidismo de ofertas foráneas en las cuales estamos en total desventaja...

Pero la Arqueología Subacuática es mucho más que localizar objetos bajo el agua o en ofrecer recursos culturales. En la actualidad se están redactando dos tesis doctorales. Un libro y varios artículos científicos están actualmente en proceso de redacción. Los resultados obtenidos en estos años de estudio en aspectos como la dendrocronología (el estudio de la edad de las maderas) o la artillería del siglo XVI en Europa, el estudio de la construcción naval, etcétera, son objeto de análisis en varias universidades españolas y en muchas más extranjeras. Es tanta la calidad y cantidad de nuestro patrimonio arqueológico subacuático que nuestras costas se están convirtiendo en un destino y un recurso para investigadores. Confiamos en continuar por ese camino, a pesar del nulo apoyo actual.

Nuevos planes están en marcha para el estudio de nuestro Patrimonio Subacuático, uno de los más ricos del planeta y sin duda el más accesible para su estudio. Sería fantástico que nosotros, como gallegos, estuviéramos a la altura.