«La gente cree que las personas con una enfermedad mental somos patitos feos»

raquel iglesias RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

21 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El tiempo parece detenerse al entablar una conversación con Cristina Riobó, una mujer fascinante que tiene una historia detrás de cada día de su vida, que por el momento suma 48 primaveras. Usuaria y voluntaria de A Creba, todo al mismo tiempo con el mérito que esto supone, se marca como una de sus principales metas cambiar un estigma de la sociedad: «La gente cree que las personas con una enfermedad mental somos patitos feos. Esto tiene que cambiar». A esta asociación asegura deberle todo, por ser el motor de su día a día. Aunque adora el casco histórico de Noia, su rincón favorito de la villa está en el puente peatonal que une San Lázaro con el Malecón de Cadarso: «Me considero una enamorada del mar y aquí, donde comienza la ría, me siento a gusto».

Por esta zona acostumbra a pasear con su perro, Lucca, un cachorro precioso que no tienen un nombre para nada casual. Y es que hasta para decidirlo Cristina Riobó acudió a sus recuerdos: «Así se llamaba un hombre que conoció un amiga mía en Yugoslavia cuando estalló la guerra». Interesante es todo lo que cuenta, ya que además es un ejemplo de superación para aquellas personas que sufren una enfermedad. A Cristina Riobó le diagnosticaron un trastorno bipolar en 1997 y en A Creba encuentra desde hace meses un gran apoyo para salir del túnel. «Tuve una depresión profunda durante cuatro años y una amiga mía reportera, que había conocido esta entidad a través de un reportaje, me recomendó que acudiera. En solo unos meses con ellos comencé a encontrarme mejor. Me topé con grandes profesionales, en mayúsculas».

Por ello, ahora que se encuentra en una fase estable de su enfermedad, no duda en ayudar en lo que puede a los demás. «Mis compañeros me siguen viendo como la Cristina de siempre, me gusta el contacto con la gente y soy consciente de que tengo que dar gracias, porque hay quien está peor que yo». Su carácter solidario le viene de lejos. Antes de formar parte de la Asociación Pro Salud Mental A Creba estuvo involucrada en otros colectivos de Galicia, dando clase a gente mayor o en talleres de memoria. Ella es una mujer todoterreno que estudió Biología. Ha sabido hacer frente a su enfermedad de un modo admirable.

Concienciar con palabras

Una de sus proyectos como voluntaria de la entidad de la que ahora forma parte es seguir concienciando con palabras para que la sociedad deje de ver a las personas que padecen trastornos mentales como bichos raros. Para ello ofrece conferencias a jóvenes de 15 o 16 años. Se dirige a los institutos y pone un claro ejemplo: «Nunca hablamos de que un diabético comente un crimen y por ello creo que no debería decirse lo mismo de alguien con esquizofrenia. Las personas con este tipo de enfermedad somos agresivos con nosotros mismos, pero muy pocas veces con los demás».

Al preguntarle a Cristina Riobó todo lo que hace en la entidad A Creba le cuesta enumerar. «Doy menos de lo que recibo. Lo que me aporta ayudar es incalculable». Por ello, asegura que tiene fuerzas para seguir haciéndolo y para quienes se encuentren en situaciones difíciles encuentren en ella un firme apoyo.

Cristina Riobó

48 años

Voluntaria de A Creba

Puente peatonal que une San Lázaro con el Malecón de Cadarso. «Me considero una enamorada del mar y aquí, donde comienza la ría, me siento a gusto».