Las obras de la autovía de la Costa da Morte arrancan tras nueve años

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

GALICIA

Los trabajos comenzaron ayer en tres puntos de forma simultánea

02 ago 2011 . Actualizado a las 11:54 h.

Un inusitado movimiento de maquinaria pesada por la carretera comarcal AC-552 puso de manifiesto ayer que se había cumplido la promesa realizada por el conselleiro de Medio Ambiente hace poco más de un mes. Las obras de la autovía de la Costa da Morte efectivamente comenzaron ayer, pero esta puntualidad difícilmente podrá compensar el retraso de esta infraestructura. La vía figuró en el Plan Galicia del 2003 y debía estar terminada en el 2007, pero la primera piedra no se colocó hasta diciembre del 2008. Desde entonces hasta ayer casi no ha habido actividad en el trazado diseñado. La semana pasada comenzaron las labores de desbroce y estudio arqueológico y ayer las máquinas comenzaron a trabajar en tres puntos.

Sin primera piedra

Ante el Parlamento, Agustín Hernández ya dijo el 29 de junio que no habría «nin pala nin primera pedra, será un inicio real, con maquinaria pesada e movemento de terras». Y así ha sido en San Paio (Coristanco) y en Santa Irene y A Valiña, en Vimianzo.

Representantes de las cuatro empresas gallegas agrupadas para la realización de los trabajos (Copasa, CRC, Covsa y Taboada y Ramos) se entrevistaron con el alcalde coristanqués, el popular Pensado Plágaro, para tratar sobre las molestias que causarán a los vecinos, relacionadas con las traídas de agua y caminos. El regidor de Vimianzo, del BNG, no fue informado.

El plazo de ejecución de la autovía, que comenzará en Coristanco, donde termina la vía de peaje, es de 24 meses. Si las labores continúan como han empezado el viaje hasta Berdoias, en Vimianzo, será mucho más fácil en el verano del 2013. La continuación hasta Cee es ya otra historia, a pesar de que el proyecto nació con la idea de acercar Fisterra, cuando la zona se tiñó de negro a consecuencia del accidente del Prestige.

La gestación de esta obra no ha sido nada fácil. Nació gracias a un naufragio y ha estado a punto de irse a pique en varias ocasiones. Han sido necesarias tres adjudicaciones en las que han cambiado notablemente las condiciones. Ahora cuesta 200 millones de euros más y la concesión es cinco años menor. A pesar de eso, las obras al fin han comenzado.