La protesta okupa deriva en ataques a entidades bancarias

D. vázquez, m. Vidal, R. García A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Unas 200 personas se concentraron para defender la Casa das Atochas

17 abr 2011 . Actualizado a las 11:44 h.

Destrozos en sedes bancarias y mucha suciedad en las calles de la zona centro fue el resultado de la última protesta por el desalojo de la Casa das Atochas. A la concentración pacífica celebrada en la tarde de ayer siguieron por la noche incidentes violentos en Pontejos, Torreiro, San Andrés y calle Real, según el primer recuento que hacía la Policía Local.

Los mayores daños se registraron en el entorno del mercado de San Agustín. En la calle Marqués de Pontejos, los vándalos atacaron tres entidades bancarias contiguas. Los cajeros, las puertas y las cristaleras del Banco Santander, del Banco Pastor y de la sucursal de Novacaixagalicia, que antes pertenecía a Caixanova, fueron destrozados. Los cristales no resistieron los impactos de los adoquines lanzados contra ellos.

Vecinos de la zona aseguraron que se vivieron momentos de terror e incluso ataques de pánico por un grupo de chicas que vio los hechos, que atribuyeron a los okupas. También fue atacada, al otro lado de la plaza, otra sucursal de Novacaixagalicia, que antes pertenecía a Caixa Galicia. Personal de seguridad comprobaba anoche los daños. También quedó afectada una cabina telefónica ante el mercado.

La centralita del 092 comenzó a recibir llamadas a las diez de la noche porque grupos de jóvenes tiraban papeleras y contenedores en la zona centro. Inicialmente se atribuyó a pandillas de chicos exaltados, pero posteriormente distintas fuentes apuntaron a que pertenecían al colectivo que protestó por el desalojo llevado a cabo esta semana en la Casa das Atochas. La Policía Local reconocía que, al cierre de esta edición, no se habían practicado detenciones por estos hechos y seguían con la investigación.

Sitiados por la policía

La imagen que ofrecieron los simpatizantes del colectivo que gestionó durante tres años el centro cultural fue muy distinto en la protesta que llevaron a cabo por la tarde. La mayor parte de las personas que a las seis de la tarde de ayer se acercaban a la plaza de España eran identificadas por los agentes de la Policía Nacional apostados en todas las vías de acceso. «Por seguridad, permanezca ahí, porque no lleva identificación», pedía un policía a una joven a punto de echarse a llorar, cuya compañera le explicaba al agente: «Está muy nerviosa».

Durante una hora, los manifestantes fueron concentrándose en la plaza, mientras algunos estaban en un par de bares de la zona, donde una escolar aprovechaba la tarde: «¿Me compra una rifa?».

Agentes de la Policía Local regularon el tráfico tanto en la plaza como en el entorno, mientras los curiosos comentaban: «Aquí hay muchos viejos, deberíais hacer la manifestación abajo», le decía una abuela a uno de los jóvenes que repartían pasquines. «¿Vamos a dar un paseo?», «Hay que esperar la manifestación», decían otros.

Mientras tanto, más de medio centenar de agentes fueron tomando posiciones, con todos sus equipos antidisturbios, hasta prácticamente rodear a los manifestantes, que empezaron a lanzar gritos reivindicativos y a entonar cánticos.

Pasadas las siete de la tarde, dos representantes de los concentrados mantuvieron varias conversaciones con el principal responsable de la dotación policial con la intención de desplazarse hacia alguna zona que no llegaron a concretar. Uno de los concentrados cifró en «más de 200 personas las que están ahí», mostrando su sorpresa por el despliegue policial: «Nunca vi algo semejante en Coruña».

Al no tener licencia para movilizarse, solo para concentrarse, según comentó alguno de los presentes, y ante la presión policial, que no les dio opción de moverse de la explanada, los manifestantes optaron por abandonar la plaza alrededor de las ocho. Después, todo hace indicar que algunos optaron por el ataque. También había derivado en actos vandálicos la manifestación convocada por este mismo colectivo en diciembre pasado contra el desalojo.