Rajoy quiere que siga Camps, pero ya maneja la hipótesis de su relevo

ESPAÑA

Su confianza en él se ha resquebrajado tras el cese de Ricardo Costa, aunque esté obligado a mostrarle su apoyo

18 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Mariano Rajoy defendió en público a Francisco Camps el pasado jueves y lo refrendó como candidato a la presidencia de la Generalitat valenciana en el 2011. No tenía otra alternativa, dejando aparte la de destituirlo, algo que no entra de momento en sus planes. Mientras continúe al mando en Valencia, sería absurdo y suicida cuestionarlo, según explican fuentes populares. El líder del PP está obligado a mostrarle su apoyo cerrado, aunque luego su número dos, María Dolores de Cospedal, deje claro que el futuro de ambos líderes no está ligado, lo que representa un cambio político sustancial. Por todo ello, la dirección nacional maneja en privado la hipótesis de su relevo y quiere tener listo un plan para sustituirlo si es preciso, sin desestabilizar los difíciles equilibrios de poder del PP valenciano.

Lo que nadie duda, según repiten en Génova, es que Camps ha salido seriamente dañado de la crisis que desembocó en el cese de Ricardo Costa, disfrazado de dimisión por Rajoy. Incluso algunos lo dan por descontado y lo consideran un cadáver político que lleva inscrita su propia fecha de caducidad para mucho antes del 2011. En todo caso, la estrategia de Rajoy, según las mismas fuentes, es resistir y ver si el valenciano que lo apoyó decisivamente para mantener su liderazgo es capaz de reconducir la grave crisis y puede llegar sano y salvo a ese lejano horizonte.

Pasividad o engaño

Pero, a pesar de lo dicho puertas afuera, la confianza de Rajoy en Camps se ha resquebrajado de forma irreversible, no solo ya por sus conocidas relaciones con el Bigotes, sino por su actuación durante la tensa crisis entre las direcciones nacional y regional. Nada será igual después del negro martes 13 en el que Costa puso en jaque al PP y Camps tuvo una actuación cuando menos ambigua y pasiva, que algunos han calificado de engaño puro y duro a Rajoy.

Además, el futuro del presidente valenciano es muy oscuro. El Tribunal Supremo puede reabrir el caso de los trajes y, lo que puede ser peor, informes policiales apuntan a una presunta financiación ilegal del PPCV.

Todo esto hace que el PP se haya planteado un plan B para preparar su posible relevo por si Camps no aguanta, lo que es probable, ya que dos años en política son una eternidad, máxime en un caso como este en el que surgen revelaciones casi a diario. En público Rajoy le seguirá brindando todo su apoyo, aunque es dudoso que lo haga en actos multitudinarios como el de la plaza de toros de Valencia.

Tiene que andarse con pies de plomo porque corre el riesgo de perder el granero de votos que supone la Comunidad Valenciana para las generales del 2012 si el PPCV -donde han sacado la cabeza los zaplanistas y Carlos Fabra juega un papel decisivo-se desestabiliza aún más. Lo que debe sopesar es si con Camps al frente será más ganador que buscándole un recambio como la alcaldesa Rita Barberá, la máxima favorita si se abre la carrera sucesoria, por delante de Esteban González Pons.

Por otro lado, el listón de la responsabilidad, el «plus» que Rajoy exigió a Costa, es decir sus relaciones poco recomendables, será difícil que lo superen otros dirigentes, en ningún caso Camps. Al cesar al secretario general ya le ha puesto en el punto de mira.