Las reticencias expuestas por el PSOE sobre la premura de las adjudicaciones eólicas, aunque nunca en público, tienen mucho que ver con el protagonismo casi absoluto que el BNG cobró en la gestión del sector eólico.
Precisamente por la importancia que el Bloque le ha dado al concurso, los socialistas quieren gestionar estas discrepancias con el mayor de los sigilos. Temen que una oposición frontal a la manera de proceder de sus socios complique, y mucho, cualquier negociación posterior para la formación de futuros Gobiernos.
Sin embargo, en los órganos de decisión del PSOE se vería con malos ojos una «decisión apresurada» en caso de que el presidente Touriño adelante las elecciones.
Y el PSOE tiene una herramienta perfecta para retardar la tramitación del concurso. Cada una de las ofertas deberá superar el filtro de la Consellería de Medio Ambiente, que tendrá que emitir su opinión sobre la validez ecológica de cada proyecto de nuevo parque. Y esta calidad medioambiental es uno de los aspectos que puntuarán de manera decisiva cada una de las propuestas empresariales.
Veladas críticas del sector
En medio, el sector, muy escéptico con el decreto de la Xunta, que estuvo a punto de ser recurrido en los tribunales, quiere ahora que se agilice al máximo la contratación. Aunque no todos. Algunas firmas siguen criticando extraoficialmente la incursión en el sector de empresarios ajenos a este negocio y que podrían hacerse con muchos y muy rentables molinillos, a cambio de planes industriales de muy difícil cumplimiento y de todavía más difícil control.