Los montes gallegos siguen abonados a la acostumbrada catástrofe del fuego

DEZA

22 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Los montes están abandonados. Mayormente se utilizan como escondrijos de vertederos incontrolados. En realidad no existe una auténtica cultura forestal y los bosques no se cuidan. Cuando la madera sube en el mercado, el monte se limpia. Si baja, la maleza crece. El Parlamento dicta leyes, pero no conectan y la gente hace oídos sordos a los imperativos normativos. La obligación de talar los árboles que supongan un peligro de incendio para núcleos de población no se cumple, a no ser que los concellos apliquen reglamento y máquinas, pero carecen de medios. Para colmo, la norma es utilizada por los pocos moradores del rural para denunciarse y amolarse mutuamente. Así, los bosques siguen abonados a la catástrofe del fuego.