Uno de los mejores escaladores en pared de España

DEPORTES

17 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Sé que tardareis diez días en volver». La frase que hoy suena a sentencia da una idea de todo lo bien que Óscar Pérez leía la montaña. Ayer, diez días después de su caída, el montañero oscense debería haber visto asomar la cara a sus rescatadores, pero las nieves del Latok II han frustrado el milagro.

Natural de la localidad oscense de Tramacastilla de Tena, la pasión de Óscar por el alpinismo surgió pronto al abrigo de los Pirineos. A sus casi 33 años (los habría cumplido el próximo 4 de octubre) estaba considerado como uno de los mayores expertos en escalada en pared en España y, en compañía de su inseparable Álvaro Novellón, había abierto vías de gran dificultad en Pakistán, la India, la Patagonia y diversos lugares de Europa. En el 2006 cumplió con su reto personal de completar la ascensión al Latok III sin cuerda fija (estilo alpino), el mismo sistema con el que hace dos semanas había coronado la cumbre hermana.

La caída llegó durante el regreso al campo base y un nuevo detalle avala la destreza del montañero: el equipo de rescate se sorprendió de la extrema dificultad del acceso a la zona del accidente a través de la cara sur. Ese es sin embargo el perfil más sencillo de la montaña. Pérez y Novellón habían acometido su ascensión por la vertiente norte, la más complicada.

Sin cuerdas, sin oxígeno artificial, sin porteadores... El dúo de escaladores entendían su deporte como un mano a mano con la montaña en el que los pequeños errores les podían salir caros. Pero para Óscar la vida iba de eso. Trabajaba, también en altura, en el montaje y mantenimiento de antenas para una empresa de telefonía y empleaba el resto del tiempo y todo su dinero en cumplir con una pasión que le llevaba por medio mundo.

En casa, últimamente a medio caballo entre Huesca y Tramacastilla, le esperaba su novia, acompañada en estos durísimos momentos por la hermana y el cuñado del montañero. Sus padres mantuvieron la fe en el regreso: «Sé que mi hijo está vivo. Solo quiero dar las gracias por todo lo que se ha hecho hasta ahora, el también lo agradecerá cuando vuelva», apuntaba el sábado su madre, Fina Javierre. Quienes compartieron con él días de montaña tampoco perdían la esperanza, aferrándose a la «calma y la fuerte mentalidad» del escalador en apuros.

Así, hasta que las campanas de la iglesia de Tramacastilla adelantaron ayer el fatal desenlace: hoy a las doce habrá misa de difuntos. Será a la memoria de Óscar Pérez.