Apoteosis «heavy» en A Coruña

Por Javier Becerra

A CORUÑA

Judas Priest reunió a más de 6.000 fans en su gira de despedida

30 jul 2011 . Actualizado a las 11:19 h.

Telón negro con la palabra Epitaph en rojo. Una cruz enorme en el centro sugiriendo la defunción del grupo. Sonidos amenazantes. Dos toques de batería. Guitarra cortante y metálica. Abajo el telón y, ¡bum!, explosión heavy. Así arrancó anoche su actuación en el Coliseo de A Coruña Judas Priest, un concierto que abre en España su último gran tour como banda y al que asistieron más de 6.000 personas.

Con el carismático Rob Haldorf comandando la nave, y escudado por los guitarristas Glenn Tipton y Richie Faulkner (el sustituto de K.?K. Downing), Judas escogió Rapid Fire para abrir su bolo. Punzante y vigorosa, allanó el caminó para lo que todos iban a ver: a una de las bandas fundamentales del heavy-metal británico apelando a grandes éxitos para el delirio colectivo.

Y así fue, desde sus cortes más clásicos -el trote de heavy ochentero de Metal Gods o la rolliza Turbo Lover- a los de reciente incorporación al repertorio básico -el poderoso Judas Rising o la dupla épica Prophecy /Night Crawler-, Judas Priest celebró más de tres décadas de trayectoria.

Al cierre de esta edición, la banda encaraba la recta final de su show con The Sentinel. Piezas imprescindibles como Breaking The Law o Painkiller esperaban su turno.

Previamente, habían aclimatado el Coliseo Saxon y Motörhead, compatriotas y compañeros generacionales de Judas. Los primeros, apelaron de inicio a su presente con Hammer Of The Gods, pero pronto se rebozaron en sus días de gloria con Heavy Metal o la inevitable Wheels Of Steel.

Motörhead, por su parte, exhibió su principal fortaleza: la de sonar como un bloque granítico. Como los Ramones del heavy fueron un rodillo que, lógicamente, llevó al público al éxtasis colectivo con el mítico tema Ace Of Spades.