Un embarazo de cinco años

Julio Barbosa

A CORUÑA

Una pareja coruñesa logró adoptar a una niña china tras una larga espera porque los trámites se retrasaron

11 mar 2010 . Actualizado a las 18:32 h.

La niña Salma estaba «loquita» en los últimos días, según su abuela. Llevaba cinco años esperando por una hermana que no acababa de llegar. Y ahora que sí llegaba, le mordían los nervios. Por eso, cuando sus padres aterrizaron en el aeropuerto vigués de Peinador con Noa Yi, ella se echó a sus brazos.

Los recibieron con pancartas. Fue un homenaje al calvario que han vivido los coruñeses Jazqueline Bernárdez y Javier Fernández. Les tocó vivir la cara amarga de la adopción, que los tuvo cinco años en vilo esperando por un bebé. «Se suponía que íbamos a esperar ocho meses...», dice ella. Pero sonríe, porque ahora ya quiere -ya puede- olvidar la agonía que supone ir pasando páginas del calendario sin que los trámites concluyan nunca.

Largo recorrido

Todo comenzó en enero del año 2005. Jazqueline y Javier quisieron tener un bebé. Un hermano o hermana para Salma, que contaba entonces 3 añitos. En marzo de ese año ya habían entregado los papeles. Pero el certificado de idoneidad se retrasó hasta el mes de enero del año siguiente, mucho más de lo habitual. Dos meses después, el expediente llegaba a China con una respuesta: a finales de ese año 2006 o a principios del siguiente serían papás por segunda vez. Esa respuesta no se cumplió.

«No llegaba. Y lo llevamos mal», reconocen. Había muchas solicitudes y China comenzó a asignar menos bebés para la adopción internacional. Después se juntó todo: los Juegos Olímpicos, los casos de leche contaminada, los terremotos, la gripe... Con cada uno, el país oriental cerraba sus fronteras a la adopción.

Llegó el 2010 y hubo suerte. La pareja coruñesa acudió a Shengzeng, en la región china de Guandong, hace unos días acompañada de otras quince familias españolas. Entre ellas, tres gallegas. Como Juan y Manuela, de Vimianzo, que llevaban desde el 2007 esperando por Uxía, una china-gallega de ocho años -la edad acelera los trámites; los casos de bebés son más lentos-. Pero ahora Noa Yi, de 22 meses, está en ya casa y eso es lo que importa. Pocos coruñeses tardan tanto en nacer.