Bunge, una bomba al pie de la ría de O Burgo

Juan Torreiro

A CORUÑA

La planta de Culleredo se debate entre un conflicto laboral tras el anuncio de cierre y la decadencia de sus instalaciones

05 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El pasado martes, la plantilla de Bunge se concentró en Vilaboa para forzar, sin conseguirlo, una entrevista con el alcalde de Culleredo, Julio Sacristán. En esos momentos de espera, algunos trabajadores recordaban cuando en lo que hoy se conoce como el paseo de Os Templarios, muy cerca del puente de O Burgo, todavía se podía disfrutar de una zona de baño, además de consumir los moluscos cultivados en este sector de la ría. Esta imagen se producía hasta finales de los años 60, y hoy en día es imposible imaginar que se repita.

La planta que ocupa en la actualidad Bunge Ibérica se instaló al pie de la ría de O Burgo en 1967, en unos terreros privilegiados, pasando por diferentes etapas y propietarios, pero entregada a un misma actividad: la producción de aceites vegetales y fabricación de harinas. A lo largo de todos estos años, muchos de ellos sin legislación medioambiental, la producción industrial ha hecho mucho daño al entorno de la ría y lo único que ha crecido en la zona durante este tiempo fue la expansión urbanística. A estas alturas del siglo XXI, la factoría no dispone de tratamiento de aguas residuales al no estar conectada a ninguna red de saneamiento, con lo cual, la ría se acabó convirtiendo en una especie de fosa séptica, ya sea por los vertidos directos como debido a las filtraciones del terreno a lo largo de todos estos años.

Derribo

Ante la anunciada intención de la dirección de Bunge Ibérica de cerrar la planta de Culleredo, la vieja factoría no deja de sufrir achaques, como la caída de dos almacenes el pasado año o el incendio en mayo de uno de los silos de 45 metros de altura por la combustión de 3.000 toneladas de soja en su interior. En este último caso, la dirección de la multinacional ha decidido demoler el almacén como única solución para sofocar el fuego de su interior, una decisión que disgusta a la plantilla por entender que es el principio del desmantelamiento de la planta, pero cuenta con el visto bueno del Concello de Culleredo y la Xunta, aunque todavía no hay una fecha fijada para el derribo, pero, tal y como anunció el alcalde de Culleredo, «la licencia de derribo se concederá porque cuenta con los informes técnicos favorables».

Saneamiento

Pero parece que nadie escuche las protestas de muchos vecinos de la zona, que son los que están sufriendo esta situación desde hace cuatro meses, cuando se les coló en sus vidas un hedor que en ocasiones es «insoportable», tal y como manifiestan algunos residentes.

La Xunta anunció esta semana un plan específico para sanear la ría de O Burgo, pero, según cuentan los vecinos, «parece que nadie ve el humo que sale ahora del silo, ni considera el desastre medioambiental que podría producirse si este almacén se viene abajo». Hasta el momento, en esta cuestión, la Consellería de Medio Ambiente afirma que el el humo de la combustión de soja no representa ningún peligro para la población. Entre los afectados, los empresarios hosteleros de la zona ven como algunos clientes de sus locales rechazan sentarse a comer en sus establecimientos debido al fuerte olor, como confiesa el propietario del hotel-restaurante A Marisqueira, situado justo enfrente de la planta de Bunge, quien afirma que hace unos días una clienta canceló tres días de estancia porque «no soportaba el hedor y se quejaba también de que le picaba la garganta».