De rescatados a secuestrados

Juan Ventura Lado Alvela
juan ventura lado CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

Dos centroeuropeos llevan desde el 3 de junio inmovilizados en Laxe

17 jun 2011 . Actualizado a las 14:26 h.

El suizo Jean Hager, de 61 años, y el italo-belga Roberto Bertaggia, de 61, nunca pensaron que la ayuda que le prestaron un grupo de pescadores les supondría quedar prácticamente secuestrados en Laxe más de dos semanas.

El Searing, el velero de casi 18 metros de eslora, en el que Jean ha instalado su casa después de vender todo cuanto poseía, se acercó en exceso a la playa de Laxe y los propietarios de los tres barcos que se ofrecieron voluntariosos a sacarlo de allí ahora le exigen el pago de un buen puñado de miles de euros por el rescate. Una reclamación que ha llevado a la Guardia Civil a inmovilizar el navío y que los ha obligado a contratar un abogado y pedirle auxilio a sus embajadas.

Roberto, pintor y escultor ahora jubilado, explica como sucedió todo el pasado 3 de junio: «Nosotros no pedimos ayuda, no teníamos miedo porque aún había tres metros de agua debajo de la quilla y veíamos el Don Inda en frente, pero nos dijeron si queríamos ?una mano?. Yo le dije que sí, porque pensaba que ?una mano? es una mano. No imaginaba que antes de bajar del barco ya nos estuvieran pidiendo los papeles del seguro para cobrar».

Además, destaca la torpeza de sus rescatadores a la hora de darles remolques: «Dos se pusieron a tirar por un lado y uno por el otro. Pensaba en darle el dinero para la gasolina e invitarlos a comer, pero como un agradecimiento, no como una obligación. Yo creo que vieron un barco tan grande, creyeron que éramos millonarios y fueron a por el dinero, pero nada más lejos de la realidad. Esto es la pasión de toda una vida. Jean vendió lo que tenía hace dos años y se compró este barco que ahora es su casa. Ninguno tenemos otra vivienda más que el velero».

Hasta Fisterra

Jean, como patrón, porque le cede el puesto de capitán a su perro Muska, explica que salieron de Francia a mediados de mayo y tenían previsto regresar a Marsella después de llegar a Fisterra y bajar hasta Cádiz y Gibraltar. Ahora esperan a que el capitán marítimo de Corme les ayude a salir del atolladero en el que se encuentran con una pesada burocracia en un idioma que ni siquiera entienden. Sin embargo, la estancia en Laxe, donde no duda y calificar a «la gente y la Guardia Civil» como «maravillosa» ha tenido ocasión de hacer algún descubrimiento:. «Un amigo que conocimos ahí [señala hacia el corazón del pueblo] resulta que había vivido en Suiza y conocía a mi madre», explica sin ápice de rencor hacia el pueblo aunque una percepción clara de quienes les han hecho la faena. «La gente de aquí dicen que son piratas», sentencia.

Seguro

Aunque tienen el seguro reglamentario, de momento no les ha servido para poder seguir su rumbo. «La compañía dice que no hay daños en el barco y que tampoco había peligro, con lo que no tiene sentido un rescate y no se hace cargo de nada», relata Roberto, que también agradece el trato que le están prestando los vecinos: «No tenemos ningún problema. La gente cuando vamos a comer o a tomar una cerveza es muy buena y hospitalaria. Dicen que no entienden cómo nos ha podido pasar eso y sienten vergüenza».

Ahora mismo, aunque ya se han comprado un teléfono de España por lo que pueda pasar, confían en que el capitán marítimo les ayude y recobrar la «libertad» cuanto antes porque quieren completar su viaje y regresar a Marsella para pintar el barco.

En cualquier caso, Roberto le quita hierro al asunto: «Somos pensionistas y el tiempo nos sobra» y tanto él como su compañero de aventura aseguran que este incidente no les va a privar de llevarse un buen recuerdo de la Costa da Morte y quien sabe si algún día, volver de visita.