Alumnos ribeirenses pidieron el fin de la desigualdad infantil

Luisa Gutiérrez

BARBANZA

Unos 700 escolares se movilizaron en la ciudad contra la violencia en el mundo

21 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

La juventud barbanzana está viva. Así lo demostraron ayer los cerca de 700 escolares que salieron a las calles de Ribeira para exigir que se dignifique la vida de todos los niños del mundo. «Hai nenos que non teñen que levarse á boca e que non poden ir a escola porque teñen que traballar para ter algo de comida no prato e nós somos uns auténticos privilexiados», admitía con firmeza Manuel Silva, alumno del colegio A Milagrosa.

El Día Universal de los Derechos de los Niños congregó ayer a estudiantes de la ESO de todo el municipio que, armados con pancartas y pegatinas alusivas, recorrieron las céntricas calles de la ciudad para denunciar a bombo y platillo las injusticias que viven algunos menores. «Levamos xa unhas semanas traballando moi duro para este día, fixemos pancartas e ensaiamos cancións cos mestres, queremos que se trate ben a todos os rapaces», afirmaba Mónica Dios, mientras se preparaba para emprender la marcha.

Ni un alfiler

Al mediodía el Malecón se convirtió en un hervidero de gente, pues de allí partió la marcha hasta la plaza de la iglesia de Santa Uxía en donde les esperaba una auténtica fiesta. Incluso la lluvia, que amenazó durante toda la mañana, terminó por acompañar a los estudiantes.

Una vez en el lugar previsto, el espectáculo no se hizo esperar. El grupo de música invitado, integrado por alumnos del IES Porto do Son puso la melodía y los escolares ribeirenses el buen rollito. El acto, que organizó la Concejalía de Xuventude en colaboración de las oenegés y centros educativos de la ciudad, sirvió también para concienciar a los chavales de lo privilegiados que son. «Me parece que este tipo de actividades son muy beneficiosas para la educación de nuestros hijos porque aprender a valorar lo mucho que tienen», afirmaba la madre de un alumno.

La jornada tampoco estuvo exenta de la presencia de algunas autoridades. Hasta la zona se acercó el alcalde José Luis Torres Colomer acompañado de los ediles Vicente García y Juana Ermitas Crugeiras. Tras las lectura de cada uno de los manifiestos de los niños, el regidor ribeirense dedicó unas palabras a los jóvenes. «A infancia é vida e aínda que se avanzou moito nos últimos anos en canto á defensa da mocidade, quédanos moitísimo por facer», afirmó Torres. Además el mandatario leyó un fragmento del famoso discurso Tengo un sueño, de Martin Luther King.

Sin duda, el momento más emocionante de la jornada fue cuando la banda de música interpretó la canción No dudaría, del fallecido Antonio Flores. Los alumnos no tardaron en arrancarse con el «prometo ver la alegría, escarmentar de la experiencia pero nunca, nunca más usar la violencia». Incluso los políticos no pudieron resistir la tentación de unirse al concierto. El entusiasmo fue tal que los propios chavales pidieron a los músicos un bis, que puso el broche de oro a la gran fiesta de la infancia.