Lleno total en la Estación Marítima

VIGO

Más de quinientas personas arroparon a Corina Porro en su toma de posesión como presidenta del puerto

19 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

No faltó nadie. Corina Porro reunió ayer en la Estación Marítima al mayor número de personas que se recuerda en la toma de posesión de un presidente de la Autoridad Portuaria. Y han pasado unos cuantos. En previsión de una masiva respuesta de invitados se habían colocado lo que parecían sillas de más, 450. Resultaron insuficientes. Alrededor de un centenar de personas tuvieron que seguirlo de pie. Menos mal que Javier Guerra, Lucía Molares, José Luis Gómez, Fernández Gayoso, Jesús Paz... tenían sitio reservado en las primeras filas. A otros que llegaron puntuales (tarde nadie) no les quedó más remedio que buscar acomodo en el poleiro. Fue el caso de Jaime Garrido, Jorge Parada, López Veiga...

José Luis Baltar fue uno de los que ocupó primera fila. «Me invitó Corina personalmente y aquí estoy. Vigo es el mar de los ourensanos», afirmó. En realidad todos los que estaban allí habían recibido sendas invitaciones personales. «Otra cosa no, pero las relaciones públicas las borda», comentaba un empresario mientras la nueva presidenta hacía su entrada en la sala acompañada por Núñez Feijoo y González Laxe. También el presidente de Puertos del Estado estrenaba cargo, como él mismo se encargó de subrayar. Tres o cuatro pasos por detrás les seguía Abel Caballero que, en su turno de intervención, hizo a la protagonista una «propuesta de cooperación formal, firme y meditada», palabras que pillaron por sorpresa al respetable a tenor de los murmullos.

Tardaron diez minutos en llegar al estrado. No pudo saludar a todos en el prólogo porque eran demasiados (lo dejó para el epílogo), pero sí se detuvo, entre otros, con Carolina, una jovencita con síndrome de Down. «Somos amigas», afirmó ésta. También tuvo tiempo de abrazar a Jesús Castro, que en una fiesta del centro San Francisco fue su pareja de baile y que, curiosamente, ahora trabaja en los talleres de la Autoridad Portuaria.

Allí estaban también Rafael Olmedo, Jaime Bardají, Fernández Alvariño, Pucho Viñas, José María Fonseca, Delfina Cendón, Chano Rodríguez -«de aquí me voy al agua porque estoy preparando las 24 horas en la ría»-, Charo Vidal, Paz Andrade, Carmen Avendaño, José María Barreiro, Lalo Vázquez Gil, López Peña, García Costas, Jaime Borrás, Olga Alonso, Manuel Sanjurjo, José Cameselle... El móvil de éste no paraba de recibir mensajes, la mayoría de empresarios del metal «en busca de cariño».

A todos les dio las gracias Corina, pero cuando tragó saliva emocionada fue cuando dijo «mire adonde mire veo a mi familia». En efecto, estaban Corina Martínez, su madre; su hermano Javier, sus hijos Chechu, Valle y Chini... Y cuando acabaron los discursos, una ristra interminable de besos. En lo único que se notó la austeridad fue en los pinchitos, que no hubo. «Para dar ejemplo», dijeron.