«Si se desarrolla todo el Plan General la ciudad camina hacia el desastre»

VIGO

Gómez Alén se muestra convencido de que la crisis económica que estamos atravesando va a frenar muchos desmanes en el paisaje urbano de Vigo

11 may 2009 . Actualizado a las 12:09 h.

«El capital es voraz en la búsqueda de beneficios; no piensa nunca en el futuro. Y los constructores son los más voraces, sobre todo aquellos a los que se les permite serlo». José Gómez Alén no se anda con medias tintas cuando se le mienta el diseño urbanístico de Vigo: «Si se desarrolla todo el Plan General, la ciudad camina hacia el desastre», añade por si a la periodista le quedaba alguna duda acerca de lo que quería expresar.

La pasión por los paisajes (natural, urbano, industrial...), le viene a este historiador de antiguo fruto, según dice, de sus numerosos viajes por Europa. Pero ha sido hace apenas media docena de años cuando, en compañía de un grupo de profesionales de lo más heterogéneo (abogados, médicos, catedráticos, artistas...), ha dado un paso al frente en la defensa de sus postulados. «Se discutía el Plan General y alguien desde el Ayuntamiento me pidió mi opinión -explica-. Hice una reflexión y puse por escrito lo que pensaba».

Añade que además de al Concello, hizo llegar aquel documento a unos amigos. «Les interesó y me encargaron el acta fundacional que terminamos dando forma entre todos», dice. El acta a la que se refiere es la del colectivo ciudadano Outro Vigo é Posible, que Gómez Alén define como un «grupo de resistentes sin intereses en el mundo de la promoción inmobiliaria ni en la construcción, que han abierto un espacio de reflexión sobre la ciudad que queremos».

Está convencido de que la situación económica que vivimos va a frenar muchos desmanes en el paisaje. «El único elemento positivo de la crisis es que nada va a ser igual. Construir enormes edificios requerirá dinero y los bancos ya no lo soltarán tan alegremente», sostiene. Por no hablar de los avisos de la Unión Europea al Gobierno español, «al que ya le ha dicho bien clarito que no recibirán más fondos si mantienen la inseguridad jurídica. En el caso de Vigo, como bien sabemos, los tribunales tienen declarada media ciudad a derribar».

«Me gusta la ciudad, me gusta su historia y me gustan sus paisajes», afirma. Especialmente los que bordean el mar. Por eso a la hora de elegir rincón favorito tiene que deshojar la margarita: Paseo de Bouzas, playas de Alcabre o astilleros. Al final gana el primero, que suele patear a diario otoño, invierno y primavera. «En verano está abarrotado».

La querencia por los astilleros tiene mucho que ver con su militancia política y sindical, a las que llegó en sus años de universitario. A modo de anécdota recuerda que junto a Touriño y Pepe Colino integró una de las células de Bandera Roja, formación de críticos que terminó por integrarse en el PC. Afiliado igualmente a las Comisiones clandestinas, terminó por dirigir el archivo histórico del sindicato y la Fundación 10 de Marzo. Tuvo también desde el primer momento una muy intensa relación con el naval. «He dedicado mucho tiempo a entender a los trabajadores del sector y a escribir sobre ellos», afirma. Tal vez de esa estrecha relación le venga esa debilidad estética que siente por los paisajes de grúas. «Detrás de ellas veo sus historias», dice.

A seguir escribiendo sobre esas y otras historias dedica parte del día Gómez Alén. Próximamente presentará un trabajo en un encuentro de historiadores españoles en el que abordarán la conflictividad laboral. El, claro, ha elegido la que mejor conoció: «Vigo-Ferrol, 1960-1982».