«Me quedo corto diciendo que soy coleccionista»

PONTEVEDRA CIUDAD

Al propietario de los tesoros del museo etnográfico vigués que cumple 10 años no le interesa acumular, sino investigar

27 abr 2009 . Actualizado a las 11:43 h.

«No tengo ningún espíritu de coleccionista», dice, para empezar, Olimpio Liste, que atesora y comparte con el público más de trece mil piezas de la etnografía de Galicia en los dos museos que dirige, el de Oseira, y el de Vigo, y se explica: «Lo que tengo es un espíritu que me lleva a profundizar en los objetos singulares que me llaman la atención. El especialista razona que lo que hace es rescatar todo lo que pueda perderse y «valorar (que lo de poner en valor me parece cursi) las piezas que en su día fueron odiadas porque con ellas se cortaron o trabajaron de sol a sol los que un día las usaron».

En el Museo Liste hay ejemplos de la evolución de los aperos, desde las primeras herramientas para hacer una malla a una cosechadora que lo hace todo, de un proceso en el que participaban 60 personas hasta el momento en que solamente hace falta una.

«En todos los museos hay colecciones, de lo que sea, pero yo me quedo corto diciendo que soy coleccionista y no me gustaría que me encajaran en esa definición, porque mi interés no es tener mucho, sino establecer un proceso de investigación y estudio. Yo me dedico a revalorizar, dar vida, hacer sentir lo que fue realmente importante, el arranque de todas las cosas», asegura.

Habitantes de una residencia

El investigador tiene su propia teoría sobre la función de un museo: «Es un lugar donde los objetos quedan parados, pero no debe de ocurrir eso, sino que deben dar testimonio de lo que fueron». El experto lo compara con una residencia de ancianos: «Yo fui esto y lo de más allá, pero fui joven e hice esto y lo otro. Estas piezas son como los habitantes de una residencia. Han logrado por fin su merecido descanso, pero si no sabes su historia es aburridísimo».

La relación apasionada de Olimpio Liste con los aparejos del campo gallego comenzó de niño, cuando pasó de ser un chaval cuya familia se codeaba con los representantes de la señorial Pontevedra, a un rapaz que retozaba feliz en la aldea de Ventosa (A Golada), desde que su padre se casara en segundas nupcias con una maestra de aquel pueblo: «Se me abrió un mundo sorprendente y desconocido, el rural de verdad al que acudía entusiasmado durante todos los veranos y las vacaciones». Liste recuerda que le encantaba realizar todas las faenas: «Hacía de todo, la siega del centeno, poner las vacas en los carros... me levantaba de madrugada como un rayo», cuenta.

Liste se sacó la diplomatura en inspección técnica por contentar a su padre, pero finalmente fue maestro de invidentes por vocación: «me entregué en cuerpo y alma a la enseñanza de ciegos», explica. Al mismo tiempo, continuó alimentando su amor por la etnografía. Junto a su mujer, a mediados de los 60, inició un trabajo de campo recogiendo objetos y herramientas tradicionales, y contó con la colaboración de dos grandes etnógrafos, Xesús Ferro Couselo y Xaquín Lorenzo Fernández «Xocas», para organizar . En 1972 abría el Museo de Oseira, en el que guarda once mil piezas; y en 1999 se inauguraba el de Vigo en el chalet Barreras, cedido por el Concello vigués durante 50 años para este fin. El centro pues, cumple ahora diez años y lo celebrarán ofreciendo entrada gratuita durante todo el mes de mayo. Liste define con la palabra «orden» el carácter del inmueble en el que atesora unos dos mil objetos, mientras que aplica la frase «riqueza de fondos» para referirse al de Oseira, donde reina el caos por falta de espacio. El fundador de la colección y propietario de un legado de incalculable valor patrimonial, basa su filosofía en la didáctica, en la explicación del uso de cada pieza, por eso todas las visitas son guiadas. La muestra permanente se divide en diferentes salas temáticas dedicadas a los oficios. Cierres, llaves, tejidos, artilugios para guardar el grano como las antiguas tullas, tallas de madera (desde la zoca al plato de pulpo, féretros o bañeras) o métodos de iluminación y expresiones de la fe popular, como los exvotos y sus moldes o primitivas máquinas para fabricar velas. Además, en el museo también organizan exposiciones temporales, de hecho, acaban de abrir una dedicada a las trampas para cazar pequeños animales. En las vitrinas de la Familia Etnográfica continúan expuestos los faros de bicicleta de Luis Molist. Son espacios que ofrece el museo a los amigos del museo que ceden temporalmente sus colecciones. Liste los llama los «más que amigos».