O Porriño apuesta por derribar el aula de naturaleza pagada por la UE

L.Míguez

VIGO

El BNG acusa al anterior gobierno de no consensuar en el pleno el proyecto, su ubicación y su uso

11 ene 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Destruir lo poco que queda del edificio y recuperar la zona. Esa es la apuesta que el Concello de O Porriño defiende para el centro de interpretación de la naturaleza de As Gándaras, unas instalaciones pagadas por la Unión Europea y que nunca llegaron a ser inauguradas. Terminada hace siete años, en la actualidad el aula está gravemente dañada por el vandalismo, con pintadas, parte de las paredes derruidas, piezas de baño y tejado robados y una larga lista de desperfectos. La imagen final, un edificio nuevo que ha sufrido una guerra, la del abandono.

Para el actual gobierno, las causas se remontan a la decisión de edificar en esa zona, tomada por el PP cuando ostentaba el bastón de mando en la alcaldía de O Porriño. El plan tan solo se llevó a pleno en una ocasión, el 21 de agosto. Se votaba supuestamente la aprobación para recibir el dinero, pero el grupo nacionalista ya protestó en su momento porque no se adjuntaba proyecto alguno. «Se votou a cegas e aínda que aseguraron que o volverían a levar á unha sesión, logo se tramitou directamente dende a comisión de goberno, onde so tiña representación o PP e xa non se puido discutir do tema», recuerda Raúl Francés, actual regidor.

Lo único que se adjuntaba de documentación entonces eran, según denuncia Francés, cuatro folios de generalidades y centros de naturaleza en Estados Unidos. En el tiempo que dista desde que se pide la ayuda hasta que se finalizan las obras, no hay ningún documento que desarrolle el funcionamiento del centro ni una previsión de fondos para su mantenimiento.

Lugar elegido

La polémica contagia también al emplazamiento elegido para el aula de la naturaleza. D hecho, en el informe que la empresa Obras, caminos y asfaltos S.A. envía, justifica un retraso de cinco meses más debido a «las circunstancias climatológicas adversas y lo fangoso del terreno». Estas apreciaciones dejan intuir las futuras consecuencias, las aulas se inundan habitualmente debido a la cercanía con los regatos que discurren junto al lugar.

Las irregularidades continúan a la hora de terminar los trabajos. Pese a que se firma un documento similar a un acta de recepción el 30 de noviembre del 2001, debido a que se acababa el plazo que exigía la UE para justificar los trabajos. Pero las obras estaban lejos de estar acabadas. La situación se justifica aludiendo a una segunda fase que no cuenta con proyecto ni presupuesto.

De hecho, el alcalde del momento, el popular Jose Manuel Barros, resuelve recibir las citadas obras «significando que esta entrega no será firme hasta que por la corporación municipal se acuerde su aprobación», según consta en el documento usado a modo de acta de recepción. El traspaso del papel a la realidad nunca se produjo y cuando en el año 2003 se cambia el gobierno, no hay noticias sobre la finalización de las obras. De hecho, existe ya un informe de la policía municipal en el que se da cuenta del aspecto de deterioro que el nuevo gobierno trata de evitar, tapiando ventanas y accesos, pero sin obtener resultados.