Albariño de Crecente en la élite mundial

L.Míguez

VIGO

Adegas de Morgadío vuelve a saltar al panorama internacional tras aparecer en la selección de la revista «Wine Spectator» entre los 100 mejores caldos del mundo

09 ene 2009 . Actualizado a las 11:57 h.

Los famosos se preocupan por las listas de los mejores vestidos de la revista People y las bodegas, por la selección de la Wine Spectator. Sus cien nombres dan la vuelta al mundo y generan expectativas y entusiasmos por donde posan su varita. En esta ocasión, los beneficiados han sido siete caldos españoles, seis tintos y un blanco. Este último, gallego. Elegido de entre más de 19.500 posibilidades de todo el mundo. Legado del Conde ha sorprendido con esta mención a sus propios creadores, en la bodega de Adegas de Morgadío, en Crecente. Allí, la decisión de Marvin R. Shanken ha llenado de orgullo las barricas.

¿El truco? Unas cepas de 20 años, una uva que consigue una graduación de 13 grados, frente a los 11 o 12 habituales del albariño y un viaje muy corto, de minutos, desde la viña a las cubas, puesto que no se compra vino a otros productores de la zona. Y por supuesto muchos cuidados, según recuerdan los nuevos responsables de la bodega, que desde hace más de una década se gestiona desde las instalaciones de Campante, en la comarca de O Ribeiro.

Un año en el mercado

El cambio no modificó mucho la receta con la que se empezó a trabajar en 1984, ya que las 50 hectáreas de viñedos que rodean el edificio siguen siendo la fuente única para elaborar sus caldos. De ahí salieron las uvas para crear Legado del Conde, una segunda marca más económica que su vino estrella, Morgadío, y que salió hace un año al mercado en Estados Unidos. Para la bodega, la relación calidad precio y la novedad fueron claves para su elección en esta lista americana.

Hasta allí llegan la mayoría de sus exportaciones, aunque también acaban en copas de México, Alemania, Suiza, Reino Unido o los Países Bajos. De momento, todavía no se atreven con China, aunque no descartan que en el futuro parte de su producción, con una media de 300.000 botellas al año, acabe en el país oriental.

Parte del caldo sirve también para crear marcas para peticiones especiales. En el almacén, además de las cajas de Capricho de Morgadío -vino de selección del que solo se producen unas 2.000 botellas- o el de Torre de Fornelos, hay logotipos de Luna Crecente y otros colores. El último tiene destino a Cataluña, una segunda marca de albariño cuya botella se diseña a petición del comprador.