Nunca pasan desapercibidos, aunque circulen en caravana y compartan cola con cualquier vehículo de la más alta gama. Son raras aves del parque automovilístico. Pertenecen a otra época, pero se imponen con su simple presencia. Siguen desafiando al tiempo y mostrándose como una huella que no borró. Algunos de estos coches antiguos han tenido la suerte de caer en las manos del mecánico Juan Priegue González. Recuperaron el rugir de sus motores. Y sus dueños los conducen con el mismo mimo del chófer de aquella famosa película Paseando a Miss Daisy . Esta transformación se produce en Talleres Priegue Hermanos, en el 39 de la calle Barcelona (interior). Reparan y restauran automóviles antiguos, además de dedicarse a la mecánica en general. -¿Desde cuándo restaura? -Todo comenzó en 1985 con la reparación de un cuatro cuatro, que era de mi propiedad. Un cliente lo vio y le gustó como había quedado. Y nos pidió que le restaurásemos un Fiat. A partir de ese momento, creció la demanda como una bola de nieve. Ya hemos preparado más del medio centenar. -¿Recuerda el más antiguo? -Sí. Fue un Hispano-Suiza del año 1917. Además me sucedió una anécdota muy simpática porque su dueño me lo prestó para que pudiese acudir a un rally de coches antiguos en Compostela. Nada más aparcar en la plaza del Obradoiro, un inglés me sacó literalmente del coche, cogiéndome en peso con su brazos y llenándome de besos, a la vez que decía « very good, very good ... (muy bueno). Le encantó el coche y se lo tomé como un buen halago porque los ingleses entienden de automóviles. -¿Protagonizó alguna otra efemérides? -Su dueño lo utilizó para la boda de su hija. Más adelante, me lo volvió a dejar también para otra boda, la de mi hija. -¿Recorrió muchos kilómetros? -En las bodas no porque ambas se celebraron en Vigo. Pero creo que tampoco circularía mucho con él, debido a que resulta difícil de conducir. Además su propietario está poco tiempo en Vigo. -¿Fue complicado restaurarlo? -Necesitamos más de 200 piezas para ponerlo en marcha y muchas de ellas las hicimos nosotros mismos, entre ellas la pieza de cambios. -¿Un trabajo de chinos? -Sí, y no muy bien remunerado. Lo tenemos como una actividad auxiliar y un poco como hobby, pero con mucho cariño. Yo tuve un Jaguar y obtuvo un premio. Pero todavía tengo alguno. -¿Por qué sus propietarios no los aparcan definitivamente? -Porque, además del valor venal, valoran más alto el sentimental. Generalmente pertenecen a gente que tiene dinero suficiente para mantenerlos y no los venden por nada del mundo. -¿Pueden circular libremente? -Por supuesto. Están matriculados y, al tener más de 25 años, quedan exentos de pagar el im puesto de circulación. Alguno supera los 100 kilómetros por hora.