Un grupo de vigueses está reuniendo firmas para que el Concello de Vigo y la Consellería de Educación apliquen la ley de la Memoría Histórica y retiren de una calle y de un colegio público el nombre del que fue obispo vigués Leopoldo Eijo Garay.
Estos ciudadanos consideran que el prelado, que ejerció en Tui, Vitoria y Madrid, «fue seguidor de la dictadura, consentidor de barbaries entre la población, franquista declarado y amigo personal de Franco, y, por tanto, debe retirarse su nombre de la calle y del edificio de enseñanza».
Un sector de la Iglesia trata, en sentido contrario, que Eijo Garay sea declarado beato, un proceso que los promotores de las firmas no aceptan porque «acabó siendo uno de los hombres más poderosos del país y poseedor de grandes riquezas».