«La escultura en bronce es un reto que acaba enganchando»

VIGO

La artista y gerente de la única fundición que queda en Galicia tiene entre sus piezas favoritas una obra de su padre

06 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuqui Piñeiro, artista, licenciada en Geografía e Historia en la especialidad de Arte Moderno en la Universidad de Santiago, recoge el legado de su padre, el escultor Xoán Piñeiro, (nacido en O Hío en 1920 y fallecido en un accidente de tráfico en O Porriño en 1980) en el taller-fundición que el artista creó a principios de los 70 en su lugar de residencia, Goián. Por aquel entonces, lo usaba para llevar a cabo sus propios trabajos. Hoy en día la Fundición Arte Bronce se ha convertido en una isla. Ya no quedan empresas como esta. «Que yo sepa, ya es la única que queda en toda Galicia», indica. Por eso, decenas de artistas reputados, y también aficionados e instituciones acuden allí para convertir sus bocetos en escayola, sus deseos en materia palpable, o sus proyectos para embellecer espacios públicos en enormes esculturas que salpican toda Galicia y también parte de Portugal.

«Yo me impliqué en esta aventura para que no se perdiera la técnica. Me metí aquí de una manera algo ingenua y casi sin darme cuenta, han pasado ¡18 años! desde que se constituyó como empresa», recuerda.

La artista cuenta que convertir piezas en esa aleación metálica que funde cobre con estaño con proporciones variables de otros metales, «es un proceso muy laborioso, por una parte industrial, y por otra artesanal, pero donde nada es de precisión mecánica, ni puramente comercial».

Artesana

María Cruz Piñeiro Álvarez (Goián, 1960), se considera una artesana fundidora de esculturas, pero también desarrolla su propia labor creativa en piezas únicas y series.

La lista de clientes es afortunadamente muy amplia, y como empresaria, tiene claro que ella es la última de la lista. De todas formas, asegura que trata con el mismo cariño, o más, las piezas de otros que las suyas propias: «Es un trabajo muy personal. Todas son como si fueran tus propios hijos», dice.

«La escultura en bronce es muy atractiva, es un reto que acaba enganchando a mucha gente», razona sin tener que explicarlo demasiado, ya que tiene a su lado a un nuevo abducido por la materia: un diseñador que trabaja para Roberto Verino contempla extasiado su propia obra que acaba de salir del horno.

La plantilla que trabaja en Arte Bronce está integrada por cinco personas: «Somos un equipo en todo y todos somos creativos», puntualiza la jefa, que además, tiene su casa en otra parte de las instalaciones y una pequeña tienda y galería con cartera propia y exclusiva de artistas, en la planta baja. «Soy como al funeraria -bromea-, siempre al pie del cañón».

El taller-función está lleno de pequeños tesoros, pero entre todos ellos, Cuqui elige una de las últimas obras que hizo su padre, y que además fue realizada con uno de los elementos más significativos de todas las fundiciones; las rebabas, que son los restos de bronce que se solidifican formando pequeñas gotas.

Durante un tiempo, ella misma tuvo una «etapa rebabas» en la elaboraba cuadros realizando composiciones de formas aleatorias. Ya solamente le queda uno, firmado en 1996 y ya no las utiliza: «Agotei o tema», resume.

Actualmente, en la fundición trabajan en la creación de una escultura de gran tamaño dando forma a una gran figura alada. No es Ícaro, aunque sus alas también se licuan como la cera, ya que forma parte del proceso en el que primero se modela la figura a la escala elegida, después se positiva en cera (técnica mejorada de la conocida como fundición a la cera perdida), luego se hace el negativo en yeso para luego rellenarla con el bronce y por último se ensamblan las piezas soldándolas si el tamaño lo requiere.

Muchos son los artistas de renombre que acuden al taller del Baixo Miño que gestiona Cuqui Piñeiro desde Goián para el mundo. Entre ellos se encuentra Francisco Leiro y Acisclo Manzano, y otros como José Molares (que puso a Julio Verne sentado sobre un pulpo en el paseo del puerto deportivo vigués), José Manuel Ribas (que fundió a John Lennon en su horno para llevarlo a A Coruña), Manuel Coia, Ramón Conde, la francesa Jane Conil, la rumana Denisa Curte, el vasco Jon Alberdi... y también trabajos propios para espacios públicos, como la figura de una niña en una calle de A Guarda o un joven sentado en un banco con un libro en la mano, al lado de una iglesia de la misma villa marinera.

Entre los encargos que desarrollan en este momento tienen pedidos de colectivos empresariales y de comercio de Tui, y también han presentado una maqueta a un concurso de ideas encargado por el Concello de Vilalba. El objetivo no podía ser otro. El municipio desea rendir culto a uno de sus símbolos y hacerle un monumento al capón. A lo mejor, esta vez, el pollo campero sale del horno de Cuqui Piñeiro, a más de 800 grados de temperatura.