23 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.
Hay ocasiones en las que los árboles no nos dejan ver el bosque. Lo dice el refranero, y en Vigo hay muchos árboles. Y también mucho bosque, a juzgar por el resurgir del Casco Vello. No hacía falta ningún plan integral con muchos ceros, ni una campaña brutal de promoción, ni ningún consorcio de largo nombre o varias comisiones de funciones complejas: lo único que precisaba el Casco Vello para salir del agujero era una rampa que lo conectase al mundo. ¡Una rampa! Lástima que la ciudad pierda siempre más años en discutir hasta el hartazgo soluciones complejas que en utilizar sus recursos con imaginación.