Los homínidos de Atapuerca cuidaban de sus mayores

Raúl Romar García
Raúl Romar REDACCIÓN/LA VOZ.

SOCIEDAD

12 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Pesaba 90 kilos de músculo y medía más de 1,70, muy alto para la época. Pero bajo su apariencia robusta se escondían los achaques de la edad. Padecía enfermedades degenerativas que limitaban sus movimientos y que lo obligaban a adoptar una posición encorvada y a usar un báculo. Con algo más de 45 años años era un viejo que necesitaba la ayuda de sus congéneres para sobrevivir. Y estos se la ofrecieron en lo que supone el primer indicio de cuidado social dispensado por una población prehistórica a los mayores del grupo.

A estas conclusiones se ha llegado tras el análisis de una pelvis de más de medio millón de años hallada en la Sima de los Huesos, en la sierra de Atapuerca, en 1999, y que hoy se presentan en la revista científica PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of de United States of America) . La misma pelvis fue objeto de otra investigación publicada hace años en Nature , en la que se demostraba que el Homo heidelbergensis, un antepasado del neandertal al que pertenecía el citado hueso, era mucho más alto y corpulento de lo que previamente se había sospechado. Ahora también queda desvelada la humanidad de estos grupos primitivos.

Tras varios estudios llevados a cabo, los científicos pudieron determinar que el ejemplar estudiado correspondía a un individuo mucho mayor y achacoso de lo que se presuponía. «Era mayor y estaba mayor, creemos que tenía más de 45 años, pero incluso es seguro que tuviera más de cincuenta años», apunta Bonmatí, quien señala que, a partir de los nuevos datos, se plantea la hipótesis de que el anciano fuera ayudado por los demás miembros del grupo.

«Tenía -apunta el experto- ciertas patologías que reducían su movilidad y, por lo tanto, necesitaba del cuidado de otros individuos para cazar o para moverse al mismo ritmo que los demás».

A partir de ahí se intuye que el grupo nómada al que pertenecía tendría una «especial atención con sus mayores».

Un parto difícil

La comparación del conducto pélvico del heidelbergensis con el de otras pelvis humanas fósiles de sexo femenino halladas en otros yacimientos también aporta conclusiones no menos desdeñables.

Los resultados indican que las mujeres de estos humanos extintos sufrían presiones obstétricas que las sometían a partos difíciles, tal y como les ocurre a las mujeres actuales. La pelvis del heidelbergensis es, en cualquier caso, mucho mayor que la de los seres humanos.