Miguel Bosé desnudó a Noia

Nacho Mirás NOIA/LA VOZ.

SOCIEDAD

Miles de personas acudieron al único concierto de la gira «Cardio Tour» que ha recalado en Galicia

25 ago 2010 . Actualizado a las 03:03 h.

Bosé mueve montañas y corazones pero, sobre todo, es un tipo elegante. El reloj raspaba las 22.30 cuando una sensual boca femenina sonrió en Noia en cinemascope. Eran unos labios rojos, perfectos, imposibles; gigantes. Y ante los ojos del público que a esa hora cerraba filas ante el ídolo de varias generaciones de humanos desfiló una hilera de puertas y, detrás de una de ellas apareció, más chulo que un ocho... ¡Bosé!

Acompañado por ocho músicos igual de elegantes que él, el ahijado de Luchino Visconti ?-su hermana lo es de Pablo Picasso- abrió el único concierto en Galicia de la gira Cardio Tour con Ayurvédico, una canción que escudriña en la medicina india con la que el propio Bosé ha recuperado la imagen que perdió hace un par de años. «Está guapísimo», decían en la cola. Y lo está, qué narices. Miguel es, junto con Jesús Vázquez, uno de esos tipos a los que ni el más machote les puede negar los méritos.

Juego de palabras y preposiciones en la segunda canción y primera ovación en la tercera, cuando, después de un paseíllo cuasitaurino por el escenario, el campo de San Alberto se convirtió en un gigantesco karaoke en el que 4.000 gargantas entonaron: «Nena, luna serena, todo es posible, menos tú...».

Impresionante el montaje de luz y sonido. Y fuera la chaqueta a las once menos cuarto y chaleco al aire. «¡Chulo! ¡Guapo!». Vaya por delante que el público ya estaba entregado de antemano a un artista que ha escrito la banda sonora de varias generaciones, y los piropos le hubieran llegado aunque cantara con anorak.

Las pantallas semicirculares, que viajaron a Noia a bordo de cuatro gigantescos tráileres, proyectaban imágenes que evocaban sensaciones nunca vistas en el patio de un instituto. Decir impecable en la puesta en escena es quedarse corto.

Por fin, saludo a Noia: «Buenas noches, Noia -dijo Bosé- y bienvenidos a este Cardio Tour donde vamos a cometer un exceso: os queremos desnudar completamente, os recomiendo que os entreguéis, porque será más fácil». «Alerta los ojos, alerta la boca, alerta los oídos...».

«¡Tío bueno! ¡Tío bueno!», se encendía la sección femenina, capaz de morder ante semejante tentación.

Las de pelo oscuro vibraron cuando, a eso de las once, empezaron a adivinar los acordes de Morena mía. «... Siete son los pecados cometidos, suman ocho conmigo...». Cantaba unísona la garganta del público. «¡Quién le hiciera café a este!», llegaba de refilón.

-¿Qué es esto?, decía Bosé.

-¡Esto es gloria!, respondía la afición.

Bosé es uno de esos tipos que hacen corrillos con sus músicos, y ese juego sensual le gusta a quienes lo siguen adonde quiera que va. Era tal la potencia de los bajos que vibraba la uralita de la grada del patio del instituto Campo de San Alberto, circunstancia que, lejos de ensuciar el sonido, le añadía una entretenida percusión.

El perro, uno de los temas incluidos en Cardio, levantó todavía más los ánimos. «Todos somos perros, y los que no, somos perras, y los que no, tenemos un perro o una perra dentro», explicó el cantante.

«Os aconsejo que, en el territorio del amor, hagamos un ejercicio: mejorar la calidad del saber recibir y del saber escuchar», espetó en plan gurú. Y entonces aparecieron unas manos en el escenario y sonó: «Si mi amor es grande, si mi amor es fuerte, si mi amor solo es así, por ti...». Momento romántico con puesta en escena en solitario del cantante en los primeros compases, grave y afinado.

A Noia llegaron fans de toda Galicia, un buen número desde Vigo. Era el caso de Maluca Amado, que acudió a la cita con su camiseta de la gira Papitour. «É o máis xenial do mundo, mira que levo concertos e mira que nunca conseguín tocarlle sequera unha man». Bosé cumplió su palabra y se entregó a fondo en un concierto cardiosaludable. El artista mayúsculo hizo en Noia lo que venía a hacer: desnudó al público, le arrancó el corazón y se lo comió como si todo en Noia hubiese sido una receta ayuvérdica.