«Pedimos coherencia: si prohíben fumar, que el Estado deje de vender tabaco y de lucrarse con ello»
CARRAL
«No es lo mismo fumarte dos cajetillas de Winston al día que disfrutar de un buen habano mientras mantienes una tertulia con tus amigos», comenta Pedro Vázquez, sumiller de habanos que regenta el Mesón de Herves, en Carral, donde además preside un club de habanos. «Sería como comparar el ir de copas con catar un rioja», apostilla.
Pedro da un ejemplo de hasta qué punto la modificación de la actual ley podría perjudicar a su negocio: «El Montecristo Edmundo te sale a 13,20 euros en nuestro local porque se nos grava al 18%, mientras que en el estanco cuesta 11,50», informa con la tabla de precios en la mano. «La diferencia de 1,70 euros merece la pena pagarla cuando el local te ofrece una serie de comodidades que hacen que degustar un habano sea un momento especial, después de una buena comida y acompañándolo de un licor o un café. Para comprarlos sin más y fumártelos en casa, te vas al estanco», concluye.
A la pregunta de qué tiene pensado hacer si la ley sigue adelante, Pedro ofrece alternativa: «Podrían permitir que instalásemos extractores lo suficientemente potentes para absorber el humo y evitar con ello poner en riesgo la salud de los trabajadores», sugiere. «Pero si esto no ocurre tendremos que adaptarnos a la ley». «Al final volveremos al modelo de los viejos casinos, yo ya estoy pensando en crear una asociación a nivel coruñés para aglutinar a los fumadores, pero la verdad es que no me gustaría tener que hacerlo, porque ello sería un perjuicio para los demás hosteleros», opina. «Lo único que pedimos es algo de coherencia; si prohíben fumar, que el Estado deje de vender tabaco y de lucrarse con ello», sentencia.