La leche en la sangre provocó un colapso del organismo

A. P.

SOCIEDAD

14 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Parece imposible que se pueda cometer un error de este calibre». Este es el comentario común que hacen los profesionales de la sanidad al analizar el fallo que acabó ayer con la vida de Rayan. Aunque reconocen que el aspecto de la alimentación intravenosa y la nasogástrica es parecido por su aspecto lechoso, coinciden en que los profesionales saben que sus composiciones son distintas, así como la vía de administración.

Cuando un bebé prematuro necesita alimentación asistida puede optarse por dos opciones: la vía gasonástrica o enteral o la vía intravenosa o parental. Normalmente se usa la primera, pero en los casos de grandes prematuros o pequeños con problemas intestinales se opta por la segunda, ya que el aparato digestivo no está preparado para absorber adecuadamente los nutrientes.

Lo que los expertos tienen claro es que al introducir ese líquido en el torrente sanguíneo se provocó un colapso en su organismo. Los compuestos que se administran por vía intravenosa tienen unas características químicas, de composición y de esterilidad muy concretas, porque el pH de la sangre es muy estricto. Si lo que entra en vena es distinto a la concentración, las miles de reacciones que se producen en el organismo se alteran y comienza la muerte celular, sobre todo de las del cerebro. Además, las paredes de las venas se inflaman, se necrosan y se pueden producir trombos, que, si se desprenden, pueden dar lugar a embolias, según explican los expertos.

Cuando se administran alimentación por vía venosa, los componentes están muy controlados. Son los mismos nutrientes que lleva la leche, pero una vez pasados por el aparato digestivo, donde se ha procesado. Introducirla directamente en el torrente sanguíneo provoca un fracaso generalizado.