«Hay gallegas que quieren parir en casa y no encuentran quien las ayude»

SOCIEDAD

La partera, afincada en Ourense, deja de ejercer por la dureza de un trabajo «esclavo» que realiza sin ayuda, y advierte: «Hay mujeres que están dando a luz solas»

13 abr 2009 . Actualizado a las 10:17 h.

Lo deja porque no puede más. La única matrona que atiende partos en casa en Galicia de forma oficial se retira por la imposibilidad física de abarcar toda la Comunidad, después de haberla recorrido de norte a sur en noches de perros para asistir a embarazadas que deciden dar a luz en la tranquilidad del hogar. Echa el freno a pesar de que Internet está repleto de peticiones de ayuda para parir en el domicilio propio. Irene Garzón Núñez, abulense afincada en Ourense, cursó estudios de enfermería en Ávila y de matrona en Inglaterra. Antes de dejarlo pone el dedo en la llaga de una cuestión controvertida. «Cada vez hay más gallegas que quieren parir en casa, pero no encuentran quien las ayude», dice. Cierto aire de clandestinidad y el temor de las matronas explican la situación. «Aun así hay algunas que confían tanto en su cuerpo que lo están haciendo solas», sostiene.

-Echar un vistazo a Internet es suficiente para comprobar la demanda que existe para parir en casa. ¿Por qué lo deja?

-Estoy yo sola y es un trabajo esclavo. Un parto se considera normal entre las semanas 37 y 42 de gestación, y eso supone cinco pendiente de una persona que te puede llamar en cualquier momento desde cualquier punto de Galicia, más las visitas prenatales. Casi todos los nacimientos son de madrugada y no puedo coger el coche en Ourense, hacer 200 kilómetros con nieve y pasarme después de 12 a 15 horas trabajando, porque ya llego cansada a mi destino. Necesitaría al menos otra persona que se turnase conmigo. Y además de todo esto, voy a casarme.

-¿Cómo es posible que no haya otras parteras disponibles?

-Puede que haya otras, pero de forma oficial soy la única. El parto en casa se sigue viendo como algo clandestino, cuando es lo más natural del mundo. Las matronas que trabajan en hospitales tienen miedo a la presión del entorno si asisten a domicilio. Yo tengo la ventaja de no estar vinculada a una clínica.

-¿Qué presión exactamente?

-El parto en casa es tabú y las matronas temen un rechazo social y de los hospitales si algo sale mal. Además, hay una gran ignorancia sobre su trabajo, que es encargarse del alumbramiento, aunque muchos creen erróneamente que es la enfermera del paritorio, que solo cumple órdenes. Si todo va bien, el médico no tiene nada que decir en un parto, pero esto no funciona así, obviamente, en los hospitales españoles. En Inglaterra hay muchos paritorios sin batas, y solo se les avisa cuando surgen problemas. -¿Puede salir mal?

-Es más fácil que te caiga una teja en la cabeza por la calle. Los partos en casa que he hecho en Galicia han salido todos perfectos. En Canarias hubo dos que no avanzaban y fuimos al hospital por precaución. Solo se puede dar a luz en casa si hay un hospital a menos de media hora por si pasa algo grave, pero jamás he tenido esa necesidad. Los problemas se van viendo, no son repentinos.

-¿Cuál es el perfil de la mujer que demanda este servicio?

-Culta, generalmente con estudios universitarios, inconformista, de 28 a 30 años de media y que suele estar muy conectada a cuestiones medioambientales. Antes solían ser chicas con una mala experiencia en el primer parto, pero ahora el 60% son primerizas.

-¿Y qué buscan con el parto en su domicilio?

Intimidad. Es un acto sexual y todos los mamíferos hacen el nido y se aíslan para parir. Nosotras nos vamos al hospital, a un lugar extraño y con un montón de gente, y no todas las mujeres están capacitadas para dar a luz así. La hormona del parto es la oxitocina, de la que dependen las contracciones, y su antagonista es la adrenalina. Basta un portazo en el paritorio o el estrés que genera la amenaza de productos sintéticos si el asunto se retrasa para que la oxitocina no funcione. También el bebé sufre estrés. El vínculo con su madre es hormonal y nunca debería romperse tras el parto. Habría que esperar al menos una hora para medirlo y pesarlo. En cambio, es rarísimo que en la tranquilidad del hogar se presenten esos problemas. Cada vez hay más gallegas que quieren parir en casa, pero no encuentran quien las ayude. Aun así hay mujeres que confían tanto en su cuerpo que lo están haciendo solas, incluso sin la colaboración de una matrona.