Solo el 12% de los infectados con hepatitis B están diagnosticados

Alejandro Posilio

SOCIEDAD

Esta patología es la décima causa de muerte y el virus es cien veces más infeccioso que el del sida

10 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La hepatitis B es una enfermedad vírica que constituye el proceso infeccioso del hígado más común y grave del mundo, pues más de dos mil millones de personas, es decir, aproximadamente un tercio de la población mundial, han entrado en contacto en alguna ocasión con el virus. De estos, unos 350 millones han desarrollado la infección crónica por el denominado VHB. De hecho, esta patología es la décima causa de muerte en el mundo y es responsable del 80% de los casos de cáncer de hígado. Solo el año pasado, cerca de 1,2 millones de ciudadanos fallecieron a causa de complicaciones causadas por la infección crónica de este virus, como la cirrosis y el cáncer de hígado. Se calcula que en España existen entre 600.000 y 800.000 afectados, de los que realmente se controlan el 12%. El resto desconoce que padece esta enfermedad.

Estos datos fueron hechos públicos la pasada semana en la 59.ª Reunión Anual de la Sociedad Americana para el Estudio del Hígado (AASDL) celebrada en San Francisco (Estados Unidos). En esta reunión de expertos mundiales se insistió en que el virus de la hepatitis B es cien veces más infeccioso que el de la inmunodeficiencia humana, VIH, más conocido como sida.

Los médicos señalan que no es fácil detectar esta patología en los humanos. De hecho, el 70% de los adultos infectados no manifiestan síntomas hasta que la enfermedad se ha cronificado. Es más, cuando aparecen, suelen ser los propios de un proceso gripal: cansancio, dolor abdominal, pérdida de apetito, náuseas, vómitos y dolor de articulaciones, aunque si el afectado muestra aspecto amarillento existen muchas posibilidades de que esté infectado por el virus de la hepatitis B.

Este mal se transmite entre personas a través de la sangre y de los fluidos corporales, mediante una relación sexual sin protección, por el uso de drogas por vía intravenosa y al compartir jeringuillas, así como de la madre al hijo por el embarazo. El contagio también se puede producir al compartir objetos personales, como cepillo de dientes u hojas de afeitar.

Cuanto antes se infecte una persona a lo largo de su vida, mayor es el riesgo de que la infección se cronifique y, si no se trata, pueda provocar cirrosis, insuficiencia hepática o cáncer de hígado. Los médicos cuentan con varias pruebas para descubrirla, desde un análisis de sangre hasta exámenes del hígado y biopsias hepáticas. El tiempo entre la exposición al virus y el inicio de los síntomas oscila entre 45 y 180 días. Si el virus se mantiene en el organismo más de seis meses sin tratamiento, se considera que el paciente ha cronificado la enfermedad. Se estima que entre un 15% y un 20% de las hepatitis B causan la muerte del paciente por una enfermedad relacionada con el hígado.