«Este es un trabajo de largo recorrido y, por desgracia, los resultados aún no son palpables»

La Voz

SOCIEDAD

01 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El ansia por no permitir que el mundo pase por delante sin posibilidad de transformarlo ?-o, al menos, de intentarlo- fue lo que movió a Anxela para dejar de contar las historias de otros (cuando trabajaba como periodista) y permitir que ahora cuenten la suya. Decidió dar un cambio de rumbo y un curso junto a la Asamblea de Cooperación por la Paz el último verano, precisamente en el país en el que ahora duerme, terminó por convencerla.

Ahora, aunque mantiene su querencia por contar lo que ve, encuentra otras satisfacciones: «Sobre todo, conocer a gente admirable con la que colaboramos, gente que lucha contra corriente y alza su voz contra las injusticias, como Meir Margalit, del Comité Israelí contra la Demolición de Casas, que denuncia las ocupaciones ilegales y presta asistencia a las familias palestinas que pierden sus viviendas y todo lo que tienen, o la gente de Zochrot, organización que se esfuerza por recordar a la sociedad israelí que donde se levantan grandes edificios o bosques vivían hasta 1948 palestinos que fueron condenados a huir».

Es consciente de que el suyo es un trabajo «a largo plazo y los resultados, por desgracia, no son palpables aún». «Se trata de sensibilizar, de extender la idea de que la confrontación constante no es el camino más corto hacia la paz».