El Reino Unido alerta del peligro de seis aditivos de las chuches

S. C.

SOCIEDAD

09 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La próxima vez que su hijo pequeño tenga una pataleta en plena calle piense en si ha tomado alguna gominola. Según un estudio de la Universidad de Southampton, hay por lo menos siete aditivos de las chucherías (gominolas, helados, batidos, refrescos, bollería, tartas... hasta medicinas infantiles) que producen hiperactividad en niños con tendencia a sufrirla, perjudican la inteligencia y el comportamiento de los pequeños y en ocasiones han potenciado los ataques de asma.

El informe se hizo público el pasado mes de septiembre, pero ha sido ahora cuando el Gobierno británico ha tomado cartas en el asunto. Lo ha hecho a través de la Agencia Británica de Estándares en la Alimentación (FSA por sus siglas en inglés) y consiste en pedir a la industria que retire seis aditivos (el E-211, benzoato sódico, se excluye) y los cambie por otros más naturales. Para ello les propone un plazo: finales del próximo año, el 2009.

La medida ha sido criticada por algunas asociaciones relacionadas con la salud por considerar que las pruebas de la toxicidad de los colorantes (todos lo son) son abrumadoras, excesivas para que la FSA haga solo «una propuesta» a la industria.

Silencio en Europa

Sin embargo, desde la agencia británica se dice que ya hay algunas marcas que han aceptado la medida, y que la colaboración de la industria siempre será más positiva que la obligación. No en vano el negocio mundial de los aditivos alimenticios mueve más de 20.000 millones de euros anuales. Además, se recalca que la propia Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) concluyó que, aunque existían pruebas «limitadas» de que los aditivos causaban problemas en algunos niños, no eran suficientes para justificar su prohibición. En algunos estados nórdicos sí está prohibido el uso de cualquier colorante artificial.

Los estudios críticos hacia los aditivos químicos de los alimentos manufacturados tuvieron su auge en los años setenta. Tras los primeros estudios se retiraron algunos productos por cancerígenos -ocurrió con el E-103, prohibido en la UE desde 1978-y ahora se buscan otras relaciones. Es un asunto que preocupa, ya que, en Inglaterra, se calcula que unos mil productos tienen estos colorantes.

Los aditivos que dan color a los alimentos son fisiológicamente inútiles, y aunque pueden ser de origen animal (caso del rojo cochinilla, el E-120) no hay garantías de su inocuidad. Todos llevan la letra E delante y están incluidos entre las numeraciones E-100 y E-180.