Un número sin gancho que dejó en Carballo un premio para la historia

La Voz

CORISTANCO

Un inmigrante rumano pide limosna en el bar Arco Iris mientras los premiados celebran el gordo
Un inmigrante rumano pide limosna en el bar Arco Iris mientras los premiados celebran el gordo

La jornada del sorteo de la lotería en la capital de Bergantiños sembró 45 millones de euros y muchas anécdotas

23 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Cada rincón de la capital de Bergantiños vivió a su manera la jornada festiva del día de ayer. Dos fueron los epicentros de las celebraciones. La administración n.º 3 de Elvira Corredoira, a donde los premiados fueron llegado, a lo largo de toda la mañana, según se iban enterando de su condición de agraciados, y el bar Arco Iris de la calle Alfredo Brañas. Allí la euforia corrió a raudales entre unos clientes que desataron todo su júbilo en ese mismo lugar donde cada día del año celebran sus pequeñas alegrías. Por lo demás, prácticamente todas las calles del pueblo tuvieron algún vecino entre los portadores del 06381.

URUGUAYO Y MADRILEÑA

«No me gustan los números que empiezan por cero»

Fernando Castro Pena, es uruguayo con raíces bergantiñanas y su mujer, Paola Crespo, madrileña. Ayer tuvo que reconocer que el viernes regañó a su marido por comprar el 06381, «porque no me gustan nada los que empiezan por cero, aunque a partir de ahora me gustarán». Pero la suerte ya estaba echada, y a Fernando lo único que le importaba era que terminase en uno. «Llevábamos todos los números menos el cero y el dos, y mira». Poco antes de las dos de la tarde se acercaron hasta la administración de lotería junto a sus tres hijos. El pequeño mostraba orgulloso una fotocopia del décimo, porque el original «está a buen recaudo», apuntó su madre. ¿Y ahora, qué? La familia no tiene deudas importantes que saldar, así que el premio va a significar para ellos «más calidad de vida».

EXPERIENCIA RUMANA

«Ganan 45 millones y no me dan ni un euro»

En pleno fragor de la celebración de millones en el bar Arco Iris de Carballo entró en el local un inmigrante rumano con una cartel en la mano anunciando su carácter de extranjero sin trabajo y pidiendo limosna. Vive en A Laracha, donde estaba cuando se enteró de que el Gordo había caído en la vecina localidad. Se subió a un bus con la esperanza de que la dicha de los demás repercutiese también en su bolsillo. Tras media hora de intentos salió con una invitación a un Donuts de uno de los premiados: «45 millones de euros y no me han dado ni uno», se lamentaba mientras en el bar seguían descorchando botellas de cava.

FRUTERO DEL HALEY

«Foi marchar el e saír o gordo»

Víctor Rey es supervisor de fruterías en la cadena Haley, y ayer se encontraba en el centro comercial de Carballo. A primera hora, poco antes de comenzar la jornada, bromeaba con la camarera de la cervecería El Surtidor: «Apóstoche o que queiras a que este é o que toca», decía mostrando un décimo. «Foi marchar el e saír o gordo», asegura la empleada del bar. A Rey, la noticia le llegó por teléfono. Fue Jorge, un amigo con el que iba a medias, quien le anunció que estaban premiados: «Mandeille unha mensaxe co número que xogábamos, e pouco despois chamoume para dicirme que nos tocara», explica. Poco después, Rei celebraba el premio en la peluquería Lazos, en Corme, con su esposa -una de las propietarias-. El décimo del 06381 que jugaba lo adquirió «en ventanilla» en Carballo.

PASTELERÍA LESÁN

Un décimo para repartir entre veintiocho

La peña de la pastelería Lesán, que regenta Carmen Pérez Fernández, solo tenía un décimo del gordo y como son 28, les ha tocado un pellizquito, de 10.714 euros concretamente. El marido de Carmen, José Francisco García Pérez y sus amigos, Juan Suárez Andrade y Manuel Varela Álvarez, han tenido más suerte. Ellos también tienen un billete que le reportará a cada uno 100.000 euros o más bien 50.000, tal como les aclararon sus esposas.

JORGE VARELA

«Os cartos non valen nada»

Jorge Varela Canedo, de 36 años, es funcionario en excedencia y empresario de la construcción de Carballo. Desde ayer, poseedor de 600.000 euros gracias a sus dos décimos del gordo. Lo cuenta absolutamente tranquilo, sereno, casi sin darle importancia, aunque alegre. Explica el motivo: «Haberá un mes doume así como un infarto, por un ataque de estrés, debido ao moito traballo. Cando ía na ambulancia, fastidiado, pensaba, tanto loitar para nada. Os cartos non valen nada». Ayer, saboreando la suerte, seguía pensando lo mismo.

ISABEL

Por sus manos pasaron cinco décimos

Isabel (el apellido, para otra ocasión, dice), madrileña de 49 años, de los que lleva siete en Carballo, es una «trabajadora sin pareja» por cuyas manos pasaron, por unas u otras razones, cinco décimos del gordo, pese que a que «solo» uno es el de ella. Ayer, un poco nerviosa, «sudando como si estuviese en una sauna», explicaba que su cuñada compró dos, en el mes de agosto, y uno fue para ella. Más tarde decidió adquirir tres más, que se quedaron en manos de su hija, su consuegro y una amiga.

OTROS PROTAGONISTAS

«Estou tan tranquilo coma se non me tocase nada»

Por el Arco Iris desfilaron ayer retahílas de premiados. Cada uno, con su sonrisa y su pequeña historia. José Rodríguez, de Carballo, 74 años, un décimo, decía: «Estou tan tranquilo como se non me tocase nada. Ata agora só me tocaba a muller, cando me deito». José Luis López Vicente, de Rus, fresador, otro décimo, muy satisfecho, solo iba por el bar de vez en cuando. Venancio Amarelle fue otro de los marmolistas con suerte: 300.000 euros. José Gavín Beiro y Lucía Calvo, 30 y 23 años, matrimonio, un décimo. «Cando me chamou a muller para dicirmo ía no coche e case me mato». Constantino Costa, de A Rabadeira, Coristanco, 27 años, otro. Máximo Varela Pensado, 48 años, auxiliar de ayuda a domicilio, también un billete, igual que su hermano. Pedro, que no quiere foto, se alegra de que la suerte haya caído en Carballo y, a él, un décimo. Y que se haya repartido a sitios lejanos, como Murcia, o cercanos, como Camariñas. José Fernández Lamas, ya retirado pese a sus 43 años, de Carballo, también le sonrió la fortuna con los 300.000 euros de su décimo. Todos sonreían ayer con todos sus colores, y con la boca abierta como un arco iris.Y Roberto Serrano, soldador carballés, 26 años, al que despertaron para avisarle del premio. No lo dice claramente, pero sus amigos, sí: dos décimos. Tiene la cara roja y los ojos brillantes, efectos claros de la alegría contenida.

CARLOS FERNÁNDEZ

«Siempre pido la terminación»

El primer premiado que llegó a la administración número 3 de Carballo fue Carlos Fernández. Eran las once de la mañana. Había salido a tomar un café y se enteró en el bar de que le había tocado el premio gordo. El que todavía no sabía nada era un amigo de Coristanco con el que jugaba a medias: «Él compró uno y yo otro, y todavía no sabe que nos ha tocado», bromeaba muy tranquilo, tal vez demasiado para ser la primera vez que resulta agraciado en un sorteo de lotería, a pesar de ser un jugador habitual. «Pero ya ves que cogí uno solo, o sea que tampoco soy empedernino. En total cogí tres décimos, en los otros dos, en cambio, juego yo solo y en éste con mi amigo», comentó. Menuda sorpresa para ambos.