Crece espectacularmente el número de ancianos delincuentes en Japón

AFP

SOCIEDAD

La causa no es otra que muchos ancianos japoneses cuentan cada vez con menos recursos económicos y se ven casi obligados a robar para poder sobrevivir.

14 dic 2007 . Actualizado a las 20:31 h.

Desde hace una década, el número de mayores de 65 años que delinquen se ha disparado hasta el punto de llegar a niveles de criminalidad semejantes a los de los jóvenes, según informó este viernes la policía.

La causa no es otra que muchos ancianos japoneses cuentan cada vez con menos recursos económicos y se ven casi obligados a robar para poder sobrevivir.

Entre enero y noviembre del 2007, 44.928 mayores de 65 años fueron detenidos por la policía, es decir, casi cuatro veces de los que se detuvieron en todo el año 1997 (12.818 detenidos).

En los once primeros meses del 2007, el aumento de ancianos detenidos es un 4,5% más alto que en el mismo periodo del año anterior, mientras que el número total de detenciones en Japón (incluyendo todas las franjas de edad) bajó un 4,3%.

El número de ancianos delincuentes creció en la última década mucho más deprisa que la población mayor de 65 años (+39%).

La mitad de los ancianos detenidos en el 2007 fueron acusados de hurto.

Para este tipo de delito, los mayores de 65 años representan el segundo grupo de edad más numeroso, sólo por detrás de los menores de 20 años.

El porcentaje de ancianos que cometieron actos de violencia también creció espectacularmente, un 27%.

Uno de cada cinco japoneses tiene más de 65 años y esta proporción se duplicará a mediados de siglo si no se reduce el declive de la natalidad, según las estadísticas oficiales.

Pero más allá del envejecimiento de la población, lo que realmente preocupa a los japoneses es el aumento de la desigualdad entre ricos y pobres, que amenaza los cimientos de una sociedad tradicionalmente igualitaria.

Los medios de comunicación se hacen eco, cada vez con más frecuencia, de casos de ancianos que prefieren delinquir, para tener un comida y cama asegurada en prisión, antes que de enfrentarse a la dura realidad cotidiana.