Cuchus Pimentel, intérprete gallego de guitarra flamenca, ha tocado en 25 países,.
20 nov 2011 . Actualizado a las 16:22 h.Cuchus Pimentel se debe de sentir en Galicia como un gaiteiro en el Polo Norte. Solo. Muy solo. La guitarra flamenca es lo suyo desde que de niño escuchó el disco de Paco de Lucía Entre dos aguas. El intérprete y compositor nacido en Palencia, criado en Lugo y residente en Vigo es reacio a hablar del panorama del flamenco en Galicia (que estos días ha vuelto tangencialmente a la actualidad por los casos de falsos tablaos detectados en O Grove y Ordes) más que nada porque, en su opinión, «no existe: no hay panorama flamenco porque no hay un circuito profesional». Por eso, el hijo del ilustre galleguista Xesús Alonso Montero se ha buscado la vida por los escenarios del ancho mundo y ha grabado una treintena de discos en colaboración con artistas de los más diversos estilos, de Los Piratas a la Pantoja, de Uxía a Emilio Cao. Sin embargo, solo ha grabado dos álbumes en solitario.
-Y tiene a punto el tercero, ¿no?
-El disco, que se llamará Sin fronteras, está listo, pero falta grabarlo, editarlo y un montón de cosas que no dependen solo de mí. Hace falta tiempo y dinero, porque yo no estoy con ninguna discográfica. Salí muy quemado con todas en las que estuve. Ya no me interesa. Al final se quedan con tu trabajo y te engañan miserablemente.
-¿El disco será de flamenco puro?
-Tengo varias ideas en la cabeza, por eso voy a intentar condensarlo todo. Será un disco heterogéneo con solos de guitarra, de flamenco clásico y otras cosas en una línea más de fusión.
-Usted está acostumbrado a fusionarse con todo tipo de estilos...
-Sí. Yo empecé en el jazz y en el rock, pero luego me cambié al flamenco hace ya 23 años.
-Como gallego que hace flamenco, ¿cómo se siente aquí?
-No tengo trabajo aquí. De la guitarra flamenca en España, Paco de Lucía y Vicente Amigo. Para los demás no hay sitio, entonces te tienes que dedicar a trabajar en una compañía, en un tablao o acompañando a un cantaor. Yo en Galicia tengo que trabajar solo. Hasta a los que actúan conmigo les he tenido que enseñar yo.
-Por lo tanto, ¿sigue saliendo mucho a tocar fuera?
-Claro. Ahora he vuelto a Vigo, pero yo estuve 15 años viviendo en Madrid y este último año me fui a Barcelona para sacarme mi título superior de guitarrista flamenco. En este momento estoy esperando a que me salga una plaza de profesor de flamenco en cualquier lugar y aquí evidentemente no hay. Las hay en Andalucía, en Madrid, en Mallorca, en Barcelona... Yo soy un emigrante.
-Y un músico flamenco hijo de un reconocido intelectual galleguista.
-¡Yo también soy galleguista! Soy un galleguista que cree que los gallegos podemos tocar flamenco. Es decir, soy mucho más galleguista que mi padre. Los gallegos podemos hacer cualquier cosa. La gente cree que yo toco flamenco para desacreditar a los gallegos y es todo lo contrario. Yo creo que los gallegos podemos con todo. Nunca oculto que soy gallego ni oculto mi acento de Lugo de toda la vida como hacen otros.
-¿Qué recuerdo le queda de cuando fue invitado al Parlamento de Galicia para tocar el himno gallego?
-Fue una de las pocas veces que no toqué flamenco y se me criticó por tocar el himno por bulerías, que era mentira. Hice una versión fiel para guitarra de la partitura original para piano y voz del himno gallego. Fue una falacia extraordinaria que vino de gente sin oído y sin cultura que no sabe ni nunca sabrá qué es una bulería. Ese es el panorama que me espera a mí en Galicia.
-El año pasado se presentó Saffron, un nuevo proyecto de jazz gallego, de Vigo, en que usted participa. ¿Qué pasó con él?
-Está ahí. Ni andando ni parado. Al no haber conciertos ni apoyos, estamos a la espera. Íbamos a presentar disco en el último Festival de Jazz de Vigo Imaxinasons, pero el director metió a sus amigos y a nosotros nos dijo que estilísticamente no encajábamos en el programa, cuando luego metió desde pop y blues a cosas que nada tenían que ver con el jazz. Y el Concello de Vigo también nos canceló un concierto comprometido.