Arzúa tiene desde ayer un nuevo Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) provisional después de que la corporación aprobase públicamente un documento que para el grupo de gobierno (BNG) será definitivo, pero para el que la oposición (PP, PSOE y grupo independiente) se convertirá en un texto y un proceso que recurrirán por todas las vías posibles, judicial incluida.
El Plan Xeral se ratificó de una forma inusual, ya que los tres grupos de la oposición abandonaron el salón de plenos antes de la votación por entender que la decisión que minutos después tomó en solitario el gobierno local no se ajustaba a la ley, aunque la mayoría absoluta con la que gobierna el BNG le permitió sacar adelante un documento que una vez que entre en vigor sustituirá las normas de 1986.
El nuevo documento establece la posibilidad de que en las próximas dos décadas el municipio arzuano, cabecera de comarca del mismo nombre, pueda contar con 4.257 nuevas viviendas. La mayor parte de ellas, 3.413 exactamente, se podrán edificar en terrenos considerados urbanos. Las 844 restantes se repartirán por las zonas rurales en un municipio que, a tenor de la última estadística del propio PXOM, dispone de un total de 225 núcleos de población.
El número máximo de inmuebles incluidos en el Plan Xeral es sensiblemente inferior a las estimaciones de crecimiento recogidas en el documento anterior aprobado por el pleno, también de forma provisional, pero que se encontró con el rechazo de la Xunta, que consideró que las diez mil viviendas estimadas eran demasiadas para un concello de 6.500 habitantes.
Aplausos del público
El debate se prolongó durante poco más de una hora ante el atento seguimiento de un nutrido grupo de vecinos que abarrotaron el salón de plenos. Las posiciones contrapuestas de gobierno y oposición tuvieron un paralelismo milimétrico con las actitudes mantenidas durante el debate por dos sectores del público. Los vecinos críticos aplaudieron a los grupos de la oposición cuando abandonaron el salón y esgrimieron duras acusaciones e incluso insultos del calibre de «Judas» y «vendidos» hacia los nacionalistas.
Concluida la votación, los arzuanos que se quedaron en el pleno irrumpieron en aplausos hacia el gobierno local con distintas loas a su gestión.