El empleo de equinos permite a los agentes acceder a zonas impracticables de terreno
20 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Zapatero ha reaparecido en la escena pública. Y lo ha hecho en Pontevedra, y en el marco de la campaña de lucha contra los incendios forestales. Está claro que no se trata del expresidente del Gobierno, sino de un hermoso caballo, integrante de la unidad de caballería de la Policía Nacional que, desde comienzos de mes, patrulla por el entorno capitalino.
Es la primera vez que agentes a caballo llevan a cabo esta misión. Uno de los funcionarios asignados a la operación Lumes es Carlos Martínez, jinete de Zapatero, quien reconoce que si bien esta labor está siendo novedosa, lo cierto es que ya ha participado en un cometido similar en Santander. Eso sí, por el litoral costero y no por el monte.
Junto con su compañero Alfonso Silva, a lomos de Latoso, se han encontrado con un escenario exuberante: «Hay mucha maleza, mucha vegetación».
Ambas circunstancias dificultarían e, incluso, impedirían el acceso a determinadas zonas con automóviles o a pie. No así con los caballos, que les permiten alcanzar «sitios en los que con un vehículo es complicado llegar, zonas de un desnivel considerable, depresiones...», precisa.
Es por ello que la compenetración con el equino debe ser máxima. No en vano, la máxima es que «es tu compañero. Tienes que confiar en él y él en ti».
Ayer la cita fue en el campo de fútbol de Salcedo. A priori, el que hubiese amanecido nublado podría significar buenas noticias. Sin embargo, no todo es como uno podría pensar. Y es que las nubes bajas y la niebla pueden dificultar en gran media su trabajo diario, ya que las columnas de humo que delatarían un incendio en un día claro y soleado, podrían pasar más desapercibidas en uno nublado.
En todo caso, Carlos Martínez deja claro que, por lo que ha visto de estos primeros compases de la campaña contraincendios, «la gente ahora se está portando muy bien. Está todo muy controlado». Eso sí, no puede evitar reconocer que su presencia causa asombro entre las personas con las que se cruzan: «La gente se sorprende. La gente no ve habitualmente a la policía a caballo por los montes. Hay una buena acogida», apunta.
La misión que diariamente llevan a cabo este policía nacional y su compañero Alfonso Silva es primordialmente doble. Por un lado, preventiva y de vigilancia, y, por otro, de detención de posibles incendiarios. Asimismo, están preparados para colaborar en evacuaciones, recoger pruebas o identificar a testigos.
La experiencia, sobre todo, y una suerte de sexto sentido les indica sobre qué personas sospechar. Así, determinadas situaciones -«un coche en la mitad del monte, una persona en bicicleta que te rehúye, que se va...»- pueden ser muy indicativas de que algo raro sucede.